Patrias líquidas

Por Miguel DONAYRE PINEDO

Hace poco leía que uno de los espacios más ilimitados donde está omnipresente la libertad es Internet. Para bien y para mal huelga decirlo. Ante una duda o resbalón de la memoria puedes acudir a ella y luego hacer un rastreo de ley de esa primera observación – recuerdo el despellejamiento a un escritor peruano en un libro sobre Abimael Guzmán y citó a la Wikipedia, no se lo perdonaron, claro en esa web la información es muchas veces provisional, es un dato que hay que verificarlo y contrastarlo. La búsqueda rápida poniendo una frase en uno de los buscadores que hay es una enorme ventaja. Acorta los tiempos de búsqueda. Ante esta tentación la escritora británica Zadie Smith recomienda que cuando se escriba uno se cerciore que esté desconectado a Internet si no escribir puede volverse una misión sin resultados; existe el morbo de hacer un clic en la red. Ante estos beneficios a la par existen maleficios, por decirlo de alguna manera. Como es el caso de las noticias inventadas, hace poco circularon entrevistas a escritores que nunca concedieron, el periodista se inventó esas posibles entrevistas o en esas monstruosas cadenas que te envían y llegan, había una de un falso poema de Jorge Luis Borges, contenía versos melodramáticos inconcebibles en este escritor porteño. En este espacio de libertad también se pasea con cierta impunidad – uno de esos son los sicarios que escondidos en seudónimos insultan y difaman a su regalada gana, disparan y se esconden con nocturnidad, y se marchan como si nada hubiera pasado. Sí bien es cierto que la red nos ha trastocado ese mundo aldeano en que vivíamos no sabemos todavía las fronteras y límites de esta nueva patria virtual. Todo está por decirse mientras disfrutemos de estos vasos dulces y amargos de la red.