Si hay algo que sin duda altera nuestro estado de ánimo, para bien o para mal, nos guste o no, es el llamado deporte rey.
El deporte que como dicen algunas abuelitas, muestra a 22 tipos detrás de una pelotita y que tiene dos objetivos puntuales: meter la pelota en el arco contrario y evitar que la redonda entre al nuestro.
Lo ocurrido el último martes con nuestra selección de fútbol en Quito frente a Ecuador al ganarle 2 a 1 ha desatado una locura positiva que creo debemos controlarla. Estamos a poco de volver a una justa mundialista, luego de 35 largos años de idas y vueltas en campañas eliminatorias.
El triunfo peruano nos ha dejado excitados, pero es necesario un duchazo con agua fría para aplacar esa calentura pues lo bravo será el próximo mes cuando debamos medirnos con la alicaída pero poderosa selección albiceleste y luego esperar en Lima a la selección cafetera.
Despacito y pasito a paso, con inteligencia y cabeza fría podremos romper con ese maleficio de que en la puerta del horno se queme el pan.
Creo que este equipo puede seguir dándonos alegrías como las brindadas en Asunción en Paraguay y esta última en Quito, Ecuador.
Es momento, además, que al menos hasta después del partido con Colombia, dejemos de lado ese maldito ataque entre nosotros por los errores de los jugadores, mostrando ese estúpido hinchaje a tal o cuál equipo. Soy aliancista y es innegable no reconocerlo, pero cuando juega Perú hago el esfuerzo para zafarme de mi afición íntima y soy más peruano que el ceviche. Y debo ser hidalgo en reconocer que me he comportado como estúpido por mi ciego fanatismo.
Hoy, debo confesar, que me vale mierda que los goles los haga jugador seleccionado de tal o cuál equipo. Lo que yo sí ansío con pasión es que llegue el 10 de octubre y pueda celebrar, no como el 81 cuando clasificamos a España 82 y era niño, que mi selección vuelve a un mundial, el de Rusia 2018. Si el Señor de los Milagros nos da una manito, estoy seguro que celebraré tan igual y hasta mucho más como aquel 12 de setiembre que capturaron a Abimael Guzmán y quienes vivimos el terrorismo lo celebramos a rabiar.
Solo le pido a Dios que el 10 de octubre Ricardo Gareca y sus dirigidos, nos den la mayor alegría que un pueblo como el Perú lo está esperando, volver a un mundial. Luego de ello, creo, ya podemos morir en paz. Viva el PERÚ carajo!!!
- Electro Oriente y Sedaloreto no nos hemos olvidado de ustedes. Tienen suerte de que Perú ganó. Ya nos ocuparemos de ustedes.
@reporteropro