Por el watsap me llegó la información de la numerosa y dispar presentación de libros en Isla Grande. Era un mijano de libros. La abrumadora presentación de los libros en pocos días era, desgraciadamente, una muestra de la precaria política institucional de la publicación de libros en ese punto de la floresta. Pasamos del hambre a la obesidad en un santiamén ¿será acaso una muestra y huella de la cultura extractivista muy afincada en la floresta? Se sumaron a esta iniciativa algunas editoriales de la ciudad donde se podía observar la poca presencia de mujeres creadoras en las presentaciones. Mis comentarios no lo digo con el ánimo negativo sino para que estos puedan ayudar a futuras acciones a implementarse. Alguien comentaba que muchas veces más que escasez de recursos se sufre pobreza de planteamientos. Bajo esta singladura, con poco dinero también se puede hacer cosas y no te exime para eludir de responsabilidades institucionales. En Isla Grande durante todo el año existe escasa (casi nula) actividad cultural, se puede ver en las actividades públicas. Y de repente, toma ya, presentaciones de libros hasta reventar en un contexto como el amazónico donde la gente no lee, según las encuestas. La gente huye de la lectura y de repente, un atracón de libros. Debería haber un punto de equilibrio en las decisiones de estas actividades. Se hubiera podido planificar y hacer una o dos presentaciones de libros al mes durante todo el año, así el programa es más sostenido y, paralelamente, actividades de estímulo para la lectura. No todo de golpe, ¿pan para hoy y hambre para mañana? Resume esta política ese viejo dicho castellano. Además, y paralelamente, de otras iniciativas culturales que seguramente propuestas no faltaran. Desde hace un tiempo he sugerido que se haga un homenaje monográfico a Ofelia Montesco, actriz amazónica que triunfó en la difícil meca del cine latinoamericano, en México, pero nadie escucha. Ofelia estaba orgullosa de ser amazónica, pero no tenemos de ella ni una calle con su nombre que nos recuerde. Seguramente hay más ideas como esta que pudieran aportar a la endeble política cultural de esa parte de la manigua. Infelizmente, está muy claro, que la planificación no es nuestro fuerte y es una gran debilidad. Pero estamos a tiempo de cambiar. Ojalá se pueda.

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