¿Es posible creer en una industria de cine en el Perú?

Paco Bardales.

 290

En su edición de febrero, la revista “G de Gestión” se hizo una pregunta muy interesante y provocadora: ¿Cuánto se puede ganar invirtiendo en el cine nacional? Allí se plantean diversas hipótesis que tienen los inversionistas. En este caso, el cine, como cualquier otro negocio, puede tener riesgos, pero su éxito podría generar un muy interesante resultado.

El 11 de abril se estrena, a nivel nacional, la película Asu Mare, producida por Tondero Producciones y protagonizada por Carlos Alcántara, Machín. La película ha sido un éxito rotundo de expectativa hasta el momento en cuanto a la presencia de marca y, además, ha logrado centrar en un producto audiovisual una inversión generosa y efectiva de financiamiento privado en marketing y publicidad.

Asu Mare, que es el trasvase del unipersonal de Alcántara a la pantalla grande y  es su historia fabulada, a través del humor, las anécdotas y una serie de gags  que traspasan barreras sociales y generacionales, ha logrado estar en el ojo del público peruano. Más de un millón de personas han visto el tráiler en Youtube, y ha permitido que su sponsor principal sea la compañía de cerveza Brahma, quien ha lanzado una agresiva pauta comercial.

De hecho, según Miguel Valladares, productor de Tondero, Asu Mare es una película que se ha logrado hacer en parte gracias al financiamiento de empresas privadas como Brahma, Inca Kola, Direct TV y Volkswagen, quienes han colocado el 80% del costo total de producción.

Es muy posible que Asu Mare sea un éxito comercial y ponga una nueva valla de taquilla que permita al cine peruano lograr un repunte que ha ido perdiendo en cuanto a espectadores aproximadamente desde hace unos tres años, atrás. De hecho permite también preparar un terreno fértil para que las películas que vengan se coloquen en este año y puedan conquistar también al público.

Una de esas apuestas que se exhibirán este año es la película de terror Cementerio General, dirigida por Dorian Fernández y producida por Audiovisual Films. Su fecha de estreno está prevista para las Fiestas Patrias, a nivel nacional, y ha concitado expectativa por ser una de las primeras apuestas del género a nivel comercial que se estrenarán a esos niveles en Perú.

Cementerio General también trae una muy interesante propuesta, que es la financiación a través de fondos públicos y privados. Se grabó en Iquitos el año 2012 y contó con el auspicio de diversas instituciones, empresas y marcas amazónicas.

Cementerio General está orientado a un público definido, que es el consumidor de películas de terror (un público fiel, que consume el 2° número más alto de filmes de género en el Perú) y un público joven, que va de los 14 a los 25 años, mayoritariamente. Un nicho que se puede convertir también en espacio cautivo, lo mismo que el sector infantil, que el año 2012 logró las mayores taquillas para producciones nacionales, como en el caso de Los Ilusionautas o Rodencia.

Existen ya en el mercado peruano iniciativas como Dynamo Capital, un fondo colombiano privado especializado en invertir en cine, que puede dar confianza a la industria incipiente pero pujante.

El cine peruano debería transitar también como una industria cultural, destinada a mostrar lo mejor de nosotros, pero también a generar un desarrollo económico, una retribución que permita su sostenibilidad en el tiempo. Que en ella haya espacio para todos los géneros y para todas las propuestas y que el espectador pueda también tener alternativas y que ellas lleguen a un público mayor, rompiendo con las resistencias del sector privado, donde no se ve a esto como rentable, aún no encuentran o descifran el potencial.

Las empresas privadas podrían mejorar esta condición porque el cine peruano tiene potencial para ser un cine de marca. El desarrollo de los jóvenes, del cine independiente y de las alternativas es una gran noticia, y debe haber la consolidación, la reconciliación con el público. Es decir, con la consolidación y solidez de una industria fílmica nacional.