Por: Gerald Rodríguez. N
Que la ignorancia no se disfrace de conocimiento, supongo que eso seguirá siendo la esperanza de muchos ciudadanos que asistieron a votar por este nuevo congreso, que algunos que ya están en esa nueva actividad, esperan ser tocados con la varita mágica del poder y por un año y cinco meses ser los nuevos poderosos de la política. Es decir, se espera que estos nuevos congresistas no vivan bajo un efecto de superioridad delirante, creyendo que lo saben todo y que tendrán una respuesta que por lo general carece de valor para cualquier cosa. Pero sabemos que la realidad será otra, porque muchos de estos nuevos congresistas serán personas incompetentes que a menudo se sentirán que son bendecidas con una confianza inadecuada, asegurada por algo que les parece conocimiento. Y que nadie podrá contradecirle, olvidando que representan a un país.
Porque no olvidemos que este nuevo parlamento no acabará con la crisis que se vive en nuestra política peruana, que en medida representaba el fujimorismo que dominaba el Congreso, y que no estaba dispuesto a transigir en su férrea oposición al Ejecutivo y que rechazó el proyecto de ley para adelantar las elecciones generales en un año, que planteaba acabar de esa manera con la crisis interna. Tampoco olvidemos que tenemos a un Ejecutivo sin una bancada sólida en la Cámara, el presidente Vizcarra basa y seguirá basando su capital político en el gran apoyo popular que recibieron sus propuestas de reforma política y judicial para enfrentar a la corrupción, a pesar de lo cual no ha tomado ninguna medida radical para terminar con el enfrentamiento con el fujimorismo, pero que por ahora será total minoría. La expectativa se centra ahora en las nuevas evidencias que puedan obtener los fiscales a partir de la revelación de los nombres en clave (codinomes) que usaba Odebrecht para sus presuntos pagos ilícitos, ya que, según medios locales, puede incluir a conocidos políticos opositores, pero eso no acabará con la crisis. La corrupción seguirá siendo nuestro mayor problema que el nuevo congreso tendrá que afrontar. Cuando el presidente Martín Vizcarra inició su mandato, los dos principales problemas percibidos por la población eran la corrupción y la seguridad ciudadana, y ello no ha cambiado. Este nuevo congreso tendrá que exigir que se enfoque en estos dos males.
Si bien la principal tarea de todos los peruanos y peruanas es terminar con este ciclo de corrupción, también es cierto que existen otros importantes problemas y demandas que el Gobierno debe atender y solucionar. Temas como la reconstrucción, las políticas de prevención de desastres naturales, de educación, de salud o las reformas al proceso de descentralización son asuntos que deberán ser abordados con mayor visibilidad por los actuales ministros. ¿Nuestro nuevo congreso tendrá la capacidad, la osadía y la valentía para hacer que el Ejecutivo sienta que el recreo ha terminado y que es hora de trabajar? Pero pese a la reciente ralentización, el país encadena ya 15 años consecutivos de estar creciendo por encima de la media latinoamericana; que los legisladores estarán en funciones solo 14 meses para finalizar el periodo de la legislatura disuelta en septiembre de 2019 y que algunos miembros del nuevo organismo de selección de jueces están vinculados con el magistrado investigado por encabezar una red corrupta, tendremos siempre la esperanza, estaremos alerta, de que este nuevo congreso haga su trabajo, y devuelva lo que el peruano ha perdido: su valor de valer mucho y de valer lo mismo.