Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas.
Si algo en particular tiene nuestro Iquitos es que sucede de todo. Si de algo no podemos quejarnos los periodistas, es que no faltan noticias de toda índole. Pero también algo que debería indignarnos, es ver cómo vamos convirtiéndonos en una ciudad en la que reinan los más vivos.
Vivimos en una ciudad en la que a todos, con raras excepciones, nos gusta que no existan los semáforos y por ende las señalizaciones de tránsito, que muchos, en principio, no saben ni para qué diablos existen.
Nos gusta vivir en una ciudad en la que estacionamos nuestros vehículos dónde nos pegue la regalada gana. Así exista un aviso que lo prohíbe.
Nos gusta vivir en una ciudad en la que no se use casco, no se necesite licencia de conducir, revisión técnica, SOAT, no se necesite ninguna documentación para manejar una motocicleta, mototaxi, automóvil, camión, tractor o vehículo que sea.
Nos gusta vivir en una ciudad en la que sacamos la basura cuando nos place. Nos gusta vivir en una ciudad en que el ruido, sea de cualquier vehículo o fanáticos de parrilladas, nos siga volviendo sordos.
Nos gusta vivir en una ciudad en la que nos inundamos ante mínima lluvia y nadie protesta.
Nos gusta vivir en una ciudad en la que los racionamientos de energía, nos dicen que sirven para mejorar el servicio, pero este no mejora.
Nos gusta vivir en una ciudad en la que la falta de energía, perjudica el servicio de abastecimiento de agua, porque, y parece de Ripley, la empresa que provee el servicio de agua, no cuenta con un generador de energía, que no impida dejar de brindar el servicio.
Nos gusta vivir en una ciudad, en la que en tanto, una inundación, falta de energía, agua, recojo de basura, no nos afecte, qué importa que a los demás sí.
Nos gusta vivir en una ciudad en la que sus pobladores -los que tienen posibilidades- regresamos de viajes de otras ciudades peruanas y el extranjero, y decimos: qué linda tal o cuál ciudad, qué limpia, qué ordenada y no nos preguntamos: cuándo carajo, vamos a sentirnos orgullos de la ciudad en la que vivimos. Creo está en nosotros. Empezar a respetar para que nos respeten. En educar con valores a las generaciones venideras y sobre todo siendo ciudadanos responsables, sepamos demandar a las autoridades que cumplan con lo que prometieron en campaña.
Pero si les gusta seguir viviendo como les place ahora mismo, pues háganlo solos, sin sumar a quienes buscamos algo diferente.
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