La supremacía moral de la izquierda no hace ver los errores de bulto que comenten sus líderes en estos tiempos de las redes sociales. Los y las líderes de la derecha son vistos como cursis o huachafos, ñoños cuando muestran parte de su vida privada a los demás. Se burlan de ellos a risa partida. Pero ¿qué pasa cuando los de la izquierda se vuelven tan ñoños como ellos o ellas? Entonces, salen las almas comprensivas para justificar sus naderías. Hace un tiempo un líder de un partido progresista, que con el tiempo pierde electores a granel, anunció por las redes sociales la separación con su pareja. Luego este personaje político anunció que va tener hijos con la pareja que había roto. Unos meses después, la pareja sale anunciando el embarazo con palabras dignas de la literatura rosa y de folletín, las telenovelas turcas tan en boga quedan como niños de pecho. Sus adeptos pedían comprensión ante los comentarios mordaces. Pero estos paladines confesos de la sociedad del espectáculo, no paran. Otro líder de izquierda anunció su boda, la fiesta de la boda por FB y sus turiferarios justificando el gasto de la boda que excedía el presupuesto de la gente normal que ellos defienden, que también ellos y ellas tienen derecho a gastar y casarse ¿? Seguro que la palabra compromiso es una entelequia en esos momentos cumbres para ellos. Pero los patas no escarmientan, siguen en la misma cantinela. Pasó un año de la boda y el mismo líder de izquierda, muy ñoño, publica en su muro una nota insuflada y melosa de su primer año de vida conyugal ¿? Luego publicó la foto de su hija. Recuerdo que cierto día asistí en mis años verdes a un taller de poesía y el poeta invitado, muy comprometido con los movimientos sociales, decía quien se proclama revolucionario lo es hasta cuando va al baño. Estos líderes de izquierda están más al lado del papel cuché y las crónicas de corazón ¿No pueden llevar las situaciones ordinarias con cierta normalidad y no optar por hacer alardes dignos de melodrama?

https://notasdenavegacion.wordpress.com/