Daños al medio ambiente y a la salud de poblaciones vulnerables son sólo algunos de las nefastas consecuencias de construir una carretera entre dos parques nacionales amazónicos en el Perú. A continuación, un detalle para entender la magnitud del despropósito de la carretera entre Nuevo Edén – Boca Manu y Boca Colorado.
Cedo esta tribuna a mi amigo José Álvarez Alonso, del ministerio del Ambiente, para que escriba sobre un asunto de urgencia: la posible construcción de una carretera cerca al Manu.
Dicen que el ex presidente Fernando Belaúnde, tan promotor él de la colonización de la Amazonía –a la que equivocadamente consideraba “el granero del Perú” – se opuso a la construcción del tramo sur de la llamada Marginal de la Selva porque afectaría el Parque Nacional del Manu. Y razón no le faltaba. Hoy sabemos que las carreteras en la Amazonía son sinónimo de destrucción del patrimonio forestal, de afectación de derechos de los pueblos amazónicos y de crecimiento incontrolado de actividades ilícitas. La mayoría no solo carecen de sustento económico –una efímera producción agrícola en sus suelos no justifica la inversión en construcción y mantenimiento– sino que tienen enormes costos ambientales y sociales, los que no suelen ser considerados en el análisis costo-beneficio.
Las carreteras se justifican menos aún en selva baja, donde los suelos no inundables son particularmente pobres; y donde los ríos son las “carreteras naturales” y fuentes de recursos vitales como pescado y suelos aluviales para agricultura. Ahí los ejes carreteros –literalmente– son sinónimo de degradación, pobreza y subdesarrollo porque para los pobladores amazónicos, a la larga, suponen la pérdida de su patrimonio natural, que es la base de su economía e incluso de sus territorios.
El caso de la carretera entre Nuevo Edén – Boca Manu y Boca Colorado por el Gobierno Regional de Madre de Dios es mucho más grave aún. Diversos estudios demuestran que los ejes carreteros en la Amazonía, debido a la debilidad de los Estados, terminan afectando seriamente la integridad ecológica de los ecosistemas en una franja que alcanza hasta los 50 km a ambos lados, por la invasión de madereros y mineros ilegales, así como traficantes de tierras. Es previsible el enorme impacto que provocaría una carretera en medio de dos áreas protegidas tan frágiles y biológicamente relevantes como El Manu y la Reserva Comunal Amarakaeri. En principio, cortaría la conectividad natural y el flujo de genes entre poblaciones de fauna y flora de ambas áreas, que actualmente constituyen uno de los corredores biológicos más biodiversos del mundo.
Así, además de biológico, esta vía afectaría a los pueblos indígenas cuya economía depende de la salud y productividad de estos ecosistemas, y sería fatal en particular para los pueblos indígenas en aislamiento voluntario que habitan El Manu, cuya vulnerabilidad a las interferencias con otros humanos es patente.
La Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD) ya expresó su rechazo a la carretera, debido a estas últimas consideraciones y a la vulneración de la normativa vigente: el proyecto carece de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y no ha pasado por consulta previa, a pesar de que afecta territorios y derechos indígenas. Todo ello con el fin de beneficiar a un grupo de colonos y de mineros ilegales en perjuicio de otros ciudadanos, de las presentes y futuras generaciones. Cabe recordar además que el Perú ha suscrito compromisos internacionales de reducción de la deforestación en el marco de las negociaciones relativas al Cambio Climático.
¿Y cuál es el monto que el Gobierno Regional de Madre de Dios ha destinado al manejo ambiental y la mitigación de impactos ambiental de esta carretera? Apenas S/.1.500 según su ‘expediente técnico’, lo que nos da una idea de su visión sobre el futuro de la región. Los que vengan detrás, que apaguen la luz y cierren la puerta. (meditacop.lamula.pe)
DATO: Este artículo fue publicado el 11 – 12 – 2015, pero cobra actualidad a raíz del anuncio realizado por el presidente electo Pedro Pablo Kuczynski, de la construcción de una carretera que unirá Iquitos con la costa peruana.