Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas
Luego de cuatro días de visita papal y tras una aparente paz, el país vuelve a su negra realidad. Desde escuchar a los “políticos” cuyos nombres prefiero no nombrarlos, hasta ver las actitudes de nosotros los ciudadanos que cada vez estamos más cerca de compararnos a los cavernícolas.
Francisco podrá haber expresado las frases más hermosas que quedarán ahí, solo en frases, sino la ponemos en práctica. De nada vale rezarle a todos los santos cuando luego al salir de la misa o escuchar al sucesor de Pedro, tiramos la basura al piso pese a que en nuestras narices hay tachos de basura. De nada sirve salir de escuchar al pastor del templo, cuando subimos al vehículo que es nuestro implemento de trabajo y conducimos como nos viene en gana.
Estamos a poco de vivir en una ciudad en el que el principio de autoridad ya no existe. En el que cada quien estará libre de hacer lo que quiera. En una ciudad de cavernícolas.
Un ejemplo es el que tuve la posibilidad de ser testigo. 6:35 de la mañana. Un colectivo que circula por la avenida 28 de julio, va recogiendo pasajeros, pero en el accionar más burdo, se va pasando las luces rojas de tres semáforos en toda la vía. Una usuaria de una mototaxi que va detrás del colectivo se expresa así: luego cometen accidentes por eso.
El individuo a bordo del vehículo de matrícula L1E-905 conduce por una conocida vía del distrito de Punchana como si no existiera ningún otro vehículo, ni en las transversales. Como para decir que el chofer se zurra en el reglamento general de tránsito, que de pronto ni lo conoce.
El loco al volante ha pasado tres semáforos en rojo, y nadie, ni los temerosos pasajeros, que terminan como encubridores le han dicho algo. Hasta cuándo tendremos a irresponsables al volante.
Unas fotografías del vehículo infractor publicada en mí cuenta de Facebook ha recogido diversos comentarios, pero es uno de ellos, el del colega Edgard Jerry Jhonston Quintana, el que me llamó la atención y que textualmente dice: No les pasa nada. Los alcaldes les tienen miedo porque movilizan a gente en los mítines. Mucho de razón tiene el colega Jhonston.
Para nadie es un secreto que los candidatos a las alcaldías y al gobierno regional son los primeros en demandar el uso de estos colectivos en campaña. Quizá por este detalle es que los conductores de estos vehículos cometen infracciones sabiendo que es difícil que sean sancionados, pues el futuro de una campaña electoral podría dejar a los candidatos sin medios masivos de transportes cuando comience la etapa electoral.
Por eso no es novedad ver a candidatos subirse a un colectivo que casi seguro, salvo me equivoque, tiene más de una papeleta de infracción. Y no será extraño ver a otros en mototaxis, hasta en bicicleta con el afán de lograr votos, sin propuestas serias ante esta problemática.
Si así de jodidos estamos con el sistema de transporte público, ya ni pensar en otros problemas tan iguales y hasta peores que el ahora abordado.
Por eso es mejor dejar tranquilo al papa, a los santos y a los pastores, y poner de nuestra parte para salir adelante y ser una mejor sociedad poco a poco.
@reporteropro