En las calles de Nápoles uno camina inmerso entre la historia, un presente muy agitado y edificios decadentes que parecen que se te vienen encima. Un trozo de la historia de esta región es Pompeya o lo que quedó de ella. Se unió al itinerario un turista argentino, Omar, mostraba cierto optimismo por cambio de gobierno en su país y en España. El venía haciendo un largo peregrinaje por España y esta vez estaba por tierras napolitanas, un recorrido mediterráneo. Lo que separa Nápoles y las ruinas de Pompeya está vigilado por el Vesubio, por donde uno esté, está mirándonos, casi vigilándonos y juzgándonos. Al pisar el sitio se te agolpan en la memoria libros, vídeos, películas de lo ocurrió en esa ciudad que fue cubierta por las cenizas del volcán, recuerdo el reportaje de Mary Beard. Mientras los kukama tienen ciudades bajo el agua, aquí las ciudades están enterradas bajo las cenizas. Caminas por las calzadas, por sus calles y puedes escuchar el eco de sus gentes en el tiempo. Los turistas y sus selfis atraviesan la ciudad en ingentes cuadrillas. Puedes huronear las diferentes casas de acuerdo a su posición social, los baños públicos y sus persuasivos dibujos, locales de prostitución, los establecimientos de comida rápida que existían ya en esa época. La guía nos iba revelando datos de la ciudad como los teatros existentes y la buena acústica que tenían, puedes decir una palabra en el lugar correcto y resuena en todo el reciento. Muchas de las medidas de las calles han sido tomadas como referencias en las mensuras de hoy. A los nativos de la ciudad les gustaba mucho el teatro que es una forma de interpretar el mundo que se debatía entre la tragedia y obras cómicas. En ciudades como Pompeya o en muchas de culturas precolombinas, Chan- Chan, Paracas lo interesante es como estas culturas repujaban el espacio en que vivían, eso es lo que me parece relevante. Así embriagados de Pompeya abandonados el grupo para irnos a Herculano, unas ruinas donde las viviendas se conservan muchos mejor que en Pompeya. Allí uno está literalmente sumergido en este lugar histórico que conservan, inclusive, los restos óseos de algunos de sus cittadini de entonces. Así con preguntas que respuestas volvimos al hotel, ese es el encanto en Nápoles.
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