Nadine Heredia

Lo peligroso de la sobre exposición

Nadine Heredia, de simpática a indigesta

Desde el inicio del mandato del presidente Humala ya se hablaba de la posibilidad de que su esposa Nadie Heredia, la primera dama de la nación, sea la carta bajo la manga que tengan los nacionalistas para conservar el poder luego de cinco años de gobierno. En el inicio del mandato todo parecía un rumor que Nadine Heredia nunca descartaba de manera rotunda ante las insistencias de los medios de comunicación nacionales e internacionales que preguntaban cada vez más sobre esta posibilidad.

Como el tema se volvió recurrente, todos los flashes apuntaban desde entonces donde ella. Un poco por la simpatía que generaba seguramente en un sector importante de la población que miraba con buenos ojos que una familia bien constituida se haya instalado en palacio y claro, los réditos, se la llevaba esta mujer: hogareña, cariñosa, madre de un recién nacido y sobre todo carismática. Los que la conocían más de cerca señalaban que la inteligencia en palacio se depositaba en ella y que incluso, si se hablaba de izquierdas o radicales en este período, se debía a la tendencia que ella había mostrado durante su formación.

Todo esto la expuso ante los medios de comunicación que en una primera instancia le hacían el juego de la popularidad apoyados en las encuestas que la ponían encima de su esposo en aprobación del gobierno. Es decir, incluso cuando Humala tropezaba por diferentes razones coyunturales del país y reducía sus índices de popularidad, esto no pasaba con Nadine y por el contrario, o se mantenía e incluso a contrapelo, aumentaba algunos puntos más. Esta circunstancia, por supuesto que no le desagradaba y cada vez, o promovía viajes al exterior o se le veía acercándose a poblaciones, sobre todo vulnerables de la sierra y selva.

Claro que esto de los viajes se podía considerar como una estrategia de buscar respaldo en el exterior para una futura postulación. Es fundamental muchas veces que, cuando empiecen los cuestionamientos reales y legales ante una postulación, los ojos en el exterior o se hagan de la vista gorda o avalen la misma. Y el acercamiento a poblaciones más desposeías no solo afirmaban la imagen de protectora de los necesitados, sino que, como han dicho varios analistas, daba esa sensación entre militantes y simpatizantes que el partido gobernante, que llegó mayoritariamente con ese respaldo, aún no los había abandonado como así lo mostraba sus cuadros ministeriales y sus des alianzas en el Congreso y otros ámbitos.

Pero esta sobre exposición en una primera etapa podría ser auspiciosa para los objetivos no declarados aún de la pareja presidencial. Sin embargo, cuando ya los flashes se repiten y apuntan sistemáticamente la idea de reelección aumenta el desgaste político y genera cansancio mediático en sectores que, como lo demuestran diversas encuestas, ven la reelección como uno de los grandes males del país. La pueden volver indigesta en términos electorales.

Es más, la encasilla dentro de todo este grupo que seguramente pugnará por volver a palacio como es Alejandro Toledo, Alan García o el mismo Fujimorismo. Pues aunque las excusas podrían ser valederas y con arraigo legal en el hecho de que su elección no es inmediata sino cumpliendo el requisito de la alternancia en el poder a cargo de otro grupo, para un grueso electoral es una reelección y punto final y claro que las deficiencias, los flancos débiles  y casos abundan para ser atacados al momento de la campaña en sí.

Esta realidad sin duda beneficia a los que aún no han podido alcanzar el poder. Parte de esa cruda realidad de los out sider en el país es precisamente el desgaste de esta clase política que no promueve los partidos u organizaciones sino los caudillos. Aunque claro esta vez el caudillaje y las reñidas justas electorales tendrá, seguramente, definición femenina.

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