Intervención urbana y defensa de la cultura iquiteña

Fue  satisfactorio haber sido invitado por el Centro Cultural de España en Lima para participar en su seminario de arquitectura efímera, con una ponencia sobre intervención urbana en Iquitos, así como las posibilidades que los actores y gestores culturales loretanos han podido paliar con imaginación, sentido colectivista y actitud la escandalosa indiferencia en que se ha manejado la cultura.

A partir de los años sesenta se vio con mayor fuerza que los grandes movimientos económicos y sociales, generadores de riqueza súbita y artificial, reiteraron esa efímera vocación de hacer dinero y huir, la cual hirió de muerte al patrimonio urbano, a manos del mal gusto y la permisividad oficial.  Una de las campañas más importantes que se han realizado en su debida oportunidad fue la de recuperar nuestro patrimonio arquitectónico. En 1986 se declararon más de 90 inmuebles y espacios urbanos como patrimonio nacional, pero más allá de ello, poco se ha avanzado. De aquél momento a ahora,  lamentablemente, el proceso ha sido temporal y frágil.

De una política de conservación y respeto, hemos pasado en la última década a una de abandono oficial y privado. Salvo la campaña de los años ochenta y noventa de revaloración, en la actualidad, el desorden y caos urbano así como el abandono del centro histórico de Iquitos se han agravado. La ausencia y promoción de espacios y grandes núcleos de difusión artística o arquitectónica son una triste realidad.

Sin embargo, en medio de este paisaje de abandono, negligente y cómplice, se ha contrapuesto en los últimos tiempos un saludable movimiento de rebeldía contra la barbarización urbana, a través del redescubrimiento del valor inmanente de la historia y su acondicionamiento reflexivo con los vaivenes de la modernidad, el medio ambiente y el paso del tiempo.

La intervención urbana, como posibilidad de creación de espacios efímeros pero memorables, se ha ido consolidando en el desarrollo de procesos vinculados con este fin.  Surge como un movimiento no necesariamente cohesionado y sistemático, pero con líneas comunes entre sí, a partir de necesidades muy concretas (intervención, performance, festival, recinto de actividades) Además, se genera a partir de la escasez de espacios para realización de eventos públicos (y también privados) en la ciudad.

Una intervención urbana en Iquitos ha tenido como objeto de sus actividades mayoritariamente los aspectos cultural o artístico, vinculados a eventos medianos o mayores, con una duración no corta pero temporal. Muy a pesar de las autoridades y de la desidia del sector privado, se ha podido realizar en diversas zonas de espacios públicos, mayormente zonas del centro histórico de la ciudad, intervenciones sobre lugares históricos, turísticos o legendarios de Iquitos.

Una intervención urbana exitosa genera una relación lúdica con el espectador, a través de los procesos creativos, los cuales se complementan con la interacción desde múltiples variables: la temática, el color, la sensualidad, la exuberancia y la innovación. Pero lo más importante, lo verdaderamente importante, es despertar a través de la intervención varias capas de reflexión sobre aspectos particulares, que van interactuando con el  público: situación de la habitabilidad, preocupación por la cultura, defensa de patrimonio arquitectónico, recuperación de identidad, defensa de derechos humanos y sociales.

En cualquier parte del mundo, una donde los dirigentes tuviesen una mejor visión del ordenamiento y el liderazgo competente o responsable, es generar nuevos espacios urbanos y arquitectónicos – temporales – de exhibición o uso, con vocación de durabilidad y, sobre todo, perdurabilidad. De este modo, se permite que  la intervención pública pueda ser un nuevo motor de nuevas respuestas para el problema arquitectónico o urbano en la ciudad.

Algunos ejemplos de intervención urbana efímera reciente y exitosa que se han desarrollado son, entre muchos otros, el Festival de Belén, que se realiza desde el año 2005 durante el mes de agosto, en época de vaciante del río, en la zona baja del barrio de Belén. Interviene la zona a través del pintado de fachadas de casa de colores fuertes y alegres. En medio de esa dinámica, se crean espectáculos artísticos, talleres, performances y campañas de salud preventiva. Los beneficiarios son la población y el espacio intervenido es el distrito en sí.

Otro ejemplo interesante, que ya ha logrado perdurabilidad, es la Procesión del Niño de la Caja. Manifestación artístico-religiosa que busca concientizar sobre los derechos de los niños trabajadores de Iquitos. Realizado y organizado por Asociación La Restinga desde el año 2006, consiste en una procesión por principales calles de la ciudad, llevando en andas la imagen del Niño de la Caja, un pequeño lustrabotas en actitud beatífica. Se generan intervenciones lúdicas en las diversas estaciones creadas en calles de toda la ciudad y existe un cierre con fiesta, música popular amazónica e  instalaciones audiovisuales. El espacio intervenido son las calles por donde pasa la procesión.

El reciente Festival de arte urbano Estamos en la Calle se realiza desde el año 2008. Abarca todo el arte oficial y no oficial de Iquitos, usualmente de artistas jóvenes o emergentes. Su día central consiste en la intervención de una plaza céntrica y una calle adyacente, en la cual se coloca un escenario, stands de trabajo artístico y espacios para difusión de trabajos artísticos. Incluye pintado de murales en casas adyacentes, espacios de trabajo artístico libre (grafiti, cerámica, motocross), presentaciones de grupos musicales, performance, cine, declamación y teatro. Tiene una gran proyección.

Otros proyectos interesantes, recientemente realizados, fueron la Instalación “Escenarios” de Marco Sueño Saldaña. Desarrollada en mazo, bajo el proyecto “Emergencia artística en Iquitos” del INC Loreto, el cual se refiere a la idea de una ciudad en situación de emergencia y, al mismo tiempo, a la aparición de artistas con propuestas novedosas en un escenario en proceso de desarrollo. El artista visual Marco Saldaña tomó por sorpresa espacios públicos del centro y alrededores de la ciudad de Iquitos, enfrentándonos a imágenes que sugieren una reflexión en torno a nuestra identidad indígena y el riesgo en que se encuentran nuestras manifestaciones culturales más auténticas.

Finalmente el Concierto Contraestructuras, realizado en abril de este año, buscó modo generar conciencia favorable al patrimonio arquitectónico. Consistió en un concierto, experimentación sonora, con la participación especial de la artista sonora Pauchi Sasaki, acompañada por la Orquesta Sinfónica de Loreto, a través de una instalación artística sobre la fachada del ex Palacio Municipal  (derruida de modo ilegal, hostil y abusivamente), complementada con una performance visual de evocación y denuncia de los atentados contra los monumentos históricos de la Amazonía.

¿Algún político o algunas agrupaciones tendrán en cuenta estos y otros ejemplos como referentes de orden urbano, defensa de la cultura local y proyección hacia el turismo? ¿Quién toma la iniciativa? ¿Quiénes son realmente estadistas y no aventureros sin talento ni identidad?

1 COMENTARIO

  1. Extraordinario evento, sobre todo en este y para este tiempo que en Iquitos, de acuerdo a los intereses de personas e instituciones, se construye como se quiere sin respetar lo que por derecho y tracion le otorga la historia a un pueblo. Ejemplos recientes hay, y es vergonzoso decir, que viene inclusive, de autoridades que tienen que ver con esta preservación. Rescatemos aun más el legado de la la única ciudad de la amazonía peruana que aún conserva el perfil (moribundo) de la ingluencia europea. Rescatemos a Iquitos. Trabajemos en ello.

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