Si te haces el valiente, también debes aprender apechugar el vuelto que a raudales te va caer. Esa podría ser la consigna que debe en estos días asumir el Contralor General de la República Edgar Alarcón Tejada luego de querer negociar en términos políticos la salida de algunos ministros con su informe sobre el aeropuerto de Chincheros en Cuzco. Se interpretó que Alarcón Tejada no quería (queriendo) la salida de Martín Vizcarra antes que emitiera su informe sobre esta obra, hoy a la deriva.
Es evidente que hay un acuerdo con los representantes del Fujimorismo para blindarlo a cambio de minar el camino del gobierno, sino, estos informes que dan cuenta sobre su actuación como servidor público que obran al interior del Congreso; que además ya se conocían, hubieran sido potenciados por los “naranjas” que ahora lo defienden como si fuera uno de ellos, cuando antes pedían su cabeza por ser propuesto por el anterior gobierno de Ollanta Humala.
Pero también es evidente que el gobierno no es santo ni víctima del Contralor sino el espíritu y sangre vital lobista que sostiene al gobierno quiere imponer estas obras a costa de perjudicar al Estado y en general a todos nosotros que terminaremos pagando por esta obra. Pero esta es una muestra nada más de lo que sucederá de ahora en adelante así es que tenemos que acostumbrarnos a estos capítulos que distraen los objetivos de cualquier gobierno y pasan a un segundo plano lo importante: desarrollo práctico para todos.
Nada es gratis en política. Ni bien terminaba de habla el contralor en una emisora nacional una persona de Camaná hablaba de ciertos terrenos que Alarcón Tejada habría comprado a precios irrisorios en una zona de playa exclusiva. Y donde hay infección salta la pus. Los periodistas de esa ciudad se pusieron a sacar información y se sorprendieron de los precios y las formas en que fueron adquiridos junto a su ex pareja que también trabajo (oh sorpresa) en la Contraloría. Es decir, unas joyitas.
Si el contralor, como él lo ha dicho varias veces, quiere que su organismo ahora tenga un rol más protagónico (lo cual no deja de tener razón) y que se deben anteponer a las obras para que estas no nazcan corruptas, debe saber que eso cuesta en términos profesionales, políticos y personales. Y si tiene rabo de paja entonces su salida puede ser un recurso valiente si sintoniza realmente con la bravura que dice tener cuando da entrevistas.