Un fin de semana con el paso de un temporal por Madrid senos cruzó una película canadiense sobre la vida de una familia china en esepaís de norte. Una narración sencilla pero de gran hondura sobre la vida de unamujer ama de casa. Una familia a punta de trabajo que sacó adelante a sus hijospara que puedan estudiar. Un hijo y una hija plenamente integrados a lasociedad canadiense. La madre se dedicaba a las tareas de casa. Un buen díapasa algo que cambia complemente la apacible vida de esta familia. El maridoasesoraba empresas, parece ser dentro de la comunidad china, él llega en lamadrugada después de una cena de trabajo, se desviste como puede y deja lospantalones en una silla. Al día siguiente él con las premuras olvida alpantalón ya que la mujer le tenía listo un pantalón limpio y planchado. Sedespide y va de casa al trabajo. La mujer coge al pantalón para meterlo en lalavadora. Palpa un bulto, mete la mano a uno de los bolsillos y encuentra unasbragas (calzones) que no era de ella. Es un terremoto de una mujer que confiabaplenamente en el marido y abnegado hombre de trabajo. Tenía un carácterautoritario y conservador en cuanto a las costumbres, por esa discrepancia sepelea con el hijo varón a quien no ve por varios lustros y está a punto decasarse y, obviamente, él y su mujer no irán a la boda. El papel de la mujer enla escena pública era lo justo como predicaba el patriarcal marido. Ella anteeste aldabonazo de las bragas se pone las pilas e investiga al marido. Se dacuenta que él mantiene una vida paralela con una chica de la comunidad másjoven. El marido pensaba viajar solo a Tokio en viaje de negocios, eso le decíaa su mujer. En realidad, viajaría con la amante. La mujer llega a hablar con laamante y esta rompe con el marido. El marido se sumerge en una profundadepresión pero nadie sabe porque de su depresión, salvo la mujer que en unmomento de desesperación le dice a la amante que vuelva con el marido porque suvida cuando estaba con ella era mejor, era más libre. Ella hace amistad conunas chicas del barrio y se da cuenta que hay vida más allá de la casa. Un díaen la cena familiar con la hija, el marido de la hija y su nieto se arma devalor y les comenta que ella irá a la boda del hijo. El marido quiere imponer suautoridad patriarcal, venida a menos, ordenando que ella no viaje. Le mira a lacara y no le hace puñetero caso. Coge las maletas, toma un barco y se va a laboda de su hijo muy sonriente. Esos pequeños motines son los más liberadoresporque cambian para siempre.
Un fin de semana con el paso de un temporal por Madrid senos cruzó una película canadiense sobre la vida de una familia china en esepaís de norte. Una narración sencilla pero de gran hondura sobre la vida de unamujer ama de casa. Una familia a punta de trabajo que sacó adelante a sus hijospara que puedan estudiar. Un hijo y una hija plenamente integrados a lasociedad canadiense. La madre se dedicaba a las tareas de casa. Un buen díapasa algo que cambia complemente la apacible vida de esta familia. El maridoasesoraba empresas, parece ser dentro de la comunidad china, él llega en lamadrugada después de una cena de trabajo, se desviste como puede y deja lospantalones en una silla. Al día siguiente él con las premuras olvida alpantalón ya que la mujer le tenía listo un pantalón limpio y planchado. Sedespide y va de casa al trabajo. La mujer coge al pantalón para meterlo en lalavadora. Palpa un bulto, mete la mano a uno de los bolsillos y encuentra unasbragas (calzones) que no era de ella. Es un terremoto de una mujer que confiabaplenamente en el marido y abnegado hombre de trabajo. Tenía un carácterautoritario y conservador en cuanto a las costumbres, por esa discrepancia sepelea con el hijo varón a quien no ve por varios lustros y está a punto decasarse y, obviamente, él y su mujer no irán a la boda. El papel de la mujer enla escena pública era lo justo como predicaba el patriarcal marido. Ella anteeste aldabonazo de las bragas se pone las pilas e investiga al marido. Se dacuenta que él mantiene una vida paralela con una chica de la comunidad másjoven. El marido pensaba viajar solo a Tokio en viaje de negocios, eso le decíaa su mujer. En realidad, viajaría con la amante. La mujer llega a hablar con laamante y esta rompe con el marido. El marido se sumerge en una profundadepresión pero nadie sabe porque de su depresión, salvo la mujer que en unmomento de desesperación le dice a la amante que vuelva con el marido porque suvida cuando estaba con ella era mejor, era más libre. Ella hace amistad conunas chicas del barrio y se da cuenta que hay vida más allá de la casa. Un díaen la cena familiar con la hija, el marido de la hija y su nieto se arma devalor y les comenta que ella irá a la boda del hijo. El marido quiere imponer suautoridad patriarcal, venida a menos, ordenando que ella no viaje. Le mira a lacara y no le hace puñetero caso. Coge las maletas, toma un barco y se va a laboda de su hijo muy sonriente. Esos pequeños motines son los más liberadoresporque cambian para siempre.
Un fin de semana con el paso de un temporal por Madrid senos cruzó una película canadiense sobre la vida de una familia china en esepaís de norte. Una narración sencilla pero de gran hondura sobre la vida de unamujer ama de casa. Una familia a punta de trabajo que sacó adelante a sus hijospara que puedan estudiar. Un hijo y una hija plenamente integrados a lasociedad canadiense. La madre se dedicaba a las tareas de casa. Un buen díapasa algo que cambia complemente la apacible vida de esta familia. El maridoasesoraba empresas, parece ser dentro de la comunidad china, él llega en lamadrugada después de una cena de trabajo, se desviste como puede y deja lospantalones en una silla. Al día siguiente él con las premuras olvida alpantalón ya que la mujer le tenía listo un pantalón limpio y planchado. Sedespide y va de casa al trabajo. La mujer coge al pantalón para meterlo en lalavadora. Palpa un bulto, mete la mano a uno de los bolsillos y encuentra unasbragas (calzones) que no era de ella. Es un terremoto de una mujer que confiabaplenamente en el marido y abnegado hombre de trabajo. Tenía un carácterautoritario y conservador en cuanto a las costumbres, por esa discrepancia sepelea con el hijo varón a quien no ve por varios lustros y está a punto decasarse y, obviamente, él y su mujer no irán a la boda. El papel de la mujer enla escena pública era lo justo como predicaba el patriarcal marido. Ella anteeste aldabonazo de las bragas se pone las pilas e investiga al marido. Se dacuenta que él mantiene una vida paralela con una chica de la comunidad másjoven. El marido pensaba viajar solo a Tokio en viaje de negocios, eso le decíaa su mujer. En realidad, viajaría con la amante. La mujer llega a hablar con laamante y esta rompe con el marido. El marido se sumerge en una profundadepresión pero nadie sabe porque de su depresión, salvo la mujer que en unmomento de desesperación le dice a la amante que vuelva con el marido porque suvida cuando estaba con ella era mejor, era más libre. Ella hace amistad conunas chicas del barrio y se da cuenta que hay vida más allá de la casa. Un díaen la cena familiar con la hija, el marido de la hija y su nieto se arma devalor y les comenta que ella irá a la boda del hijo. El marido quiere imponer suautoridad patriarcal, venida a menos, ordenando que ella no viaje. Le mira a lacara y no le hace puñetero caso. Coge las maletas, toma un barco y se va a laboda de su hijo muy sonriente. Esos pequeños motines son los más liberadoresporque cambian para siempre.