Mordiéndose las manos
La derecha o los que encarnan esos valores políticos izan la bandera de la libertad de expresión como una de sus preseas contra regímenes con tufo autoritario y que limitan de sobre manera esta libertad/derecho, son indesmayables en esta tarea hay que reconocerlo. Fustigan a los gobernantes a favor de la expresión de la ideas sin censura política, ¡fuera comisarios del pensamiento! Los ahogan con sus apostillas. Para las ideas no debe haber aduanas, las personas deciden lo que leen o quieren escuchar. Son unos pitbull contra aquellos que digan lo contrario, no se casan con nadie [lo curioso que estos mordaces defensores de esta libertad por lo general son conversos de derechas que son más papistas que el Papa Francisco, en sus CVs lastran un pasado de izquierdas]. Miremos los dardos emponzoñados que lanzan a Venezuela, Cuba, China y otros regímenes que limitan este derecho fundamental. Hacen columnas de opinión cáusticas y demoledoras contra gobiernos y personajes políticos, no descansan. Es más fabrican heroínas de blogs como la cubana Yoani Sánchez. A mí me parece, a pesar de mis peros, que es una postura fervorosa digna de aplaudir. Lo interesante de esa idea es pasar a la acción. Ahí la derecha y sus clérigos retroceden varios pasos atrás, van al cubo de basura. A las miasmas más hediondas del pensamiento. Abdican de sus prédicas. Se vuelven predicadores de la nueva moral. Eso ha pasado aquí en España con los que se llaman liberales, les digo liberales a priori [casi todos y todas son burócratas y nunca a emprendido negocio a cuenta propia, no conocen lo que es la vida de la empresa]. Los canales de televisión a cargo de ellos bajan enormemente de calidad porque manipulan las noticias políticas a su antojo, es más, intentan inmiscuirse en la moral de las personas [de fétido aliento católico cristiano de años atrás]. Como dice el viejo refrán lo que hacen con la mano derecha la borran con la izquierda. Y esa mano que levantaban a favor de la libertad de expresión se la tienen que morder.
