- Guillermina Tapullima, usuaria del programa Juntos, practica la técnica kichwa de la comunidad Wayku y produce bellas y útiles piezas de cerámica con sus manos, en la región San Martín.
Todas las calles del distrito de Lamas, en la provincia del mismo nombre, parecen llevar a su casa. Es difícil encontrar un vecino de esa calurosa localidad de la región San Martín que no conozca a Guillermina Tapullima Salas, la mujer que encarna el legado cultural de la comunidad Wayku, transmitido de generación en generación y que tiene en la alfarería su máxima expresión.
La casa de Guillermina, cuyo hogar es usuario del Programa Nacional de Apoyo Directo a los Más Pobres – Juntos, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), es una verdadera caja de sorpresas. Los vivos colores del atuendo costumbrista de esta madre de 44 años anuncian que en su hogar hay tantas decenas de esperanzas como de platos, tinajas, ollas, pocillos y vasijas hechas con sus manos.
Campeona de la arcilla, forja sus creaciones y anhelos de progreso en un imponente horno ubicado en la parte trasera de su vivienda, en cuya entrada exhibe los productos de su arte. Guillermina es una de las más conocidas emprendedoras de esta villa, fundada por los españoles en el siglo XVII bajo el nombre de “Ciudad de la Cruz del Triunfo de los Motilones de Lamas”, pero que conserva incólume la técnica kichwa de alfarería.
“No queremos perder nuestro arte, que viene de nuestros ancestros. Lo estoy enseñando a mis hijitos y a otros niñitos también. Queremos seguir adelante con los trabajos de arcilla. Con lo que vendo obtengo recursos para alimentar a mis hijos y comprar medicinas si es necesario. De esto vivimos. Siento que mi trabajo es arte”, dice Guillermina.
Durante la cuarentena, esta madre de dos pequeños de 3 y 5 años, se dedicó a producir los utensilios que está empezando a recolocar en el mercado. Con paciencia espera que los turistas regresen con fuerza a Lamas para que se lleven sus originales tinajas usadas por los lugareños para fermentar chicha o guardar agua, o sus tradicionales kallanas o platos en los que se sirve sopa.
La cerámica ancestral kichwa de Lamas, practicada por siglos en la comunidad Wayku, es conocida por sus vistosos diseños, que parecen detenidos en el tiempo, durabilidad y resistencia. Lo simple de su hechura la hace atractiva. Esta afamada alfarería es, además, amigable con el medio ambiente porque utiliza materiales de la zona de manera responsable.
La meta es salir adelante
“A través del programa Juntos, el Estado nos ayuda con un incentivo monetario, que se agrega a lo que puedo obtener con la cerámica. Todo suma para salir adelante”, resalta Guillermina, quien hace maravillas con el barro. En el distrito de Lamas, Juntos tiene 1184 hogares usuarios; en la provincia de Lamas, 9428; en la región San Martín, 32 322; y en todo el país, 713 772.
Juntos entrega un abono de 200 soles a sus familias usuarias, siempre y cuando cumplan con el compromiso de llevar a sus hijas e hijos a los centros de salud, enviarlos al colegio y, en el caso de las gestantes, cumplan con sus controles prenatales.