La atrevida actriz chilena que prometió horas de intenso amor si es que el seleccionado de su país ganaba a la decepcionante España, fue recluida en un subterráneo de 100 metros de profundidad. Bajo estrictas medidas de seguridad, protegida por francotiradores apostados en los techos de las casas, ella tuvo que sortear varias rejas de acero, pasadizos con puertas blindadas, guardias armados y cámaras de seguridad, para arribar a su pequeño cuarto protegido. Allí estará refugiada hasta que los de la Fifa encuentren otro escondite más seguro para ella.
Nada se puede adelantar en vista de que hordas de hinchas ilusionados, machos de un solo impulso, don juanes esquineros y otros varones furiosos la persiguen desde hace años, desde aquel partido en que los pupilos de del Bosque tuvieron que regresar a casa. ¿Para qué la citada actriz ofreció semejante festín de la carne si a ella el fútbol no le gustaba mucho? ¿Quería hacer bulla y ganar algo en el mundo mediático y metió las patas? ¿Pensó que el campeón mundial no iba a perder frente a la aguerrida escuadra mapochina? ¿O de verdad pensó cumplir con su ardiente promesa?
Como quiera que fuera, ella está condenada a vivir escondida siempre, pues sobre su cabeza pende la amenaza de muerte y se dice que sicarios de varias nacionalidades la buscan día y noche. La acusación es que desmanteló con su oferta sexual concentraciones de equipos que tenían grandes aspiraciones para ganar la copa universal de la de cuero, pues varios jugadores perdieron la orientación y en vez de entrenar para los arduos partidos que se venían se dedicaron a rastrear a la actriz de la oferta tan descabellada. Lo que no se sabe es que algunos árbitros y muchos entrenadores también se desconcentraron y entraron en esa búsqueda del lugar donde supuestamente les esperaba la citada actriz.