Desde que en 1900 las autoridades de la ciudad de Iquitos de entonces desdeñaron la propuesta del ingeniero Jorge von Hassel de construir un teatro en la primera cuadra de la calle Brasil, lugar donde después se prefirió levantar una cárcel, la urbe más importante de la Amazonía del Perú perdió el rumbo en lo que se refiere a ambientes culturales. La idea del museo apareció por primera vez gracias al mismo Jorge von Hassel que propuso hacia 1904 edificar un Jardín Botánico del Caucho y un laboratorio donde la ciudadanía contemplaría los procesos de transformación del caucho que se ejecutaban en otras partes del mundo. Nadie le hizo caso entonces y varias generaciones perdieron. Mucho tiempo después, en la década del 40 del siglo pasado, un diario local, La Razón, se refirió a la necesidad de edificar un museo junto con un instituto de investigación. Después no ocurrió nada en ese rubro esencial para cualquier ciudad de la tierra.
La decisión edil de inaugurar el Museo Iquitos es un absoluto acierto, señora Adela Jiménez, alcaldesa de Maynas, pues gracias a su decisión política, a su visión de una ciudad verdadera y moderna, remedia un vacío histórico, una carencia estructural, un retraso sin nombre. Por eso mismo, por la importancia de la obra inaugurada, por lo que significa para los presentes y los venideros, las cosas tienen que ser impecables, sin errores en lo posible. Pero, lamentablemente, nosotros, Editora Tierra Nueva, entidad de cumple un importante rol en el campo cultural de la ciudad, la región y a nivel nacional, ha encontrado o detectado falsedades garrafales, datos desfasados, fechas que no corresponden a la verdad, y que tienen que ser cambiados a la brevedad posible en aras del respeto a la historia y a la misma ciudadanía. Esos errores son los siguientes:
1.- En la pared del Museo Iquitos se dice que la palabra Iquitos significa “Gente”. Ello es falso. La palabra Iquitos tiene un origen caribe y el escritor César Lequerica Delgado, en su libro Sachachorro, apelando a la información de los estudiosos de su tiempo, al conocimiento autorizado de otros, sostiene que significa “Ardillas”. En todo caso, para verificar la verdad del significado de esa palabra se tendría que consultar con un experto de hoy, con alguien que conoce el idioma de los fundadores de la aldea que origina la actual ciudad. El que está más capacitado para ello es el señor Gabriel Paima Peña, descendiente del linaje de los Iquitos.
2.- En la pared del Museo Iquitos se dice que en 1542 don Francisco de Orellana partió de Quito para descubrir el río Amazonas y que murió de una enfermedad. Esos datos son falsos. En principio, el señor Orellana no comandó esa expedición que, en busca de la canela, partió desde el Cuzco al mando de Gonzalo Pizarro. Cuando comenzó la incursión hacia el territorio de la fronda, Orellana pugnaba por alcanzar algunas prebendas del virrey de entonces, que despachaba desde Lima, y partió desde Guayaquil para encontrarse con las huestes de Gonzalo Pizarro. En su segundo viaje, en el itinerario de surcada por el Amazonas, el naufragio marcó su ruta, pues perdió tres de sus barcos y murió bajo el imperio de las flechas disparadas por los oriundos.
3.- En la pared del Museo Iquitos se dice que el 5 de Enero de 1864 arribaron los barcos Morona, Pastaza, Napo y Putumayo. Ello es absolutamente falso. Hace algo así como 50 años que un conocido y reconocido historiador nacional, Jorge Basadre, en su monumental obra Historia de la República del Perú, citó al señor Francisco Emilio Fernández que estuvo presente en la llamada fundación porteña de Iquitos. Estuvo presente ese 1864 y vio tantas cosas con sus propios ojos y tomó anotaciones sobre ese acontecimiento. El señor Jorge Basadre escribió, además, que el citado todavía redactó un folleto titulado “El progreso del apostadero de Iquitos”. Era 1869. En Lima fue publicado el primer y único documento sobre el arribo de los barcos a Iquitos. Allí, Fernández, dice que hacia el 26 de febrero de 1864 arribó el primer barco a Iquitos. No era el 5 de enero, como se sigue repitiendo hasta ahora. Era otro mes y el barco que arribó por primera vez a la orilla izquierda fue el Pastaza. El Morona iba a llegar primero pero fue detenido en Brasil por motivos que no es necesario repetir aquí.
En el libro “El linaje de los orígenes, la historia desconocida de los Iquito”, Percy Vílchez Vela tomó el dato de Basadre como una verdad irrefutable. El trillado 5 de enero cayó en desuso entonces, porque había otra información, una información fidedigna, irrefutable. El mismo 5 de enero entonces no puede ser mencionado alegremente en ninguna parte, menos en un museo importante. Porque no es verdad, porque esa fecha fue la salida de una comisión consistorial que pretendió arreglar las fechas a su antojo, reubicar las cosas para que calzaran con lo que pretendían hacer con Iquitos. ¿Cómo existiendo información sobre el particular, sobre el arribo de los barcos, se sigue repitiendo una mentira?
Cuando la comisión edil se reunió para determinar la fundación oficial o porteña de Iquitos, Basadre ya había publicado la información sobre el folleto y el primer barco en Iquitos. Los de la comisión, inclusive, llegaron a consultar con el ilustre tacneño. Él se debió sorprender de que tantos intelectuales no hubieran leído su obra. El mismo Basadre les habló sobre el 26 de febrero y sobre el Pastaza como hechos claves en las relaciones entre región y nación. Pese a saber la autorizada opinión del brillante historiador peruano, opinión sustentada con datos y documentos, los comisionados optaron por el 5 de enero. Es decir, optaron por una mentira, por un dato falso. Y así dieron origen a un malentendido que estalla de vez en cuando. Un museo, cualquier museo, es la memoria viva, palpitante. No puede ofrecer datos superados, ni datos erróneos. Tiene que estar acorde con los tiempos y con los avances en las investigaciones en el campo histórico.
Era entonces las 5 de la tarde del 25 de mayo de 1864 cuando el retrasado y detenido vapor Morona arribó a Iquitos. En su viaje de surcada trajo a la fragata Arica. La información fue dada por Basadre, citando a Francisco Emilio Fernández. La información es irrefutable, es inconmovible, es perfecta y perpetua, pues hay el documento que lo sustenta para siempre. ¿De dónde entonces, de qué imaginación inútil, de qué mezquindad sin nombre, puede salir que el Morona arribó primero a Iquitos? El 6 de noviembre de 1864, muchos meses después del arribo del primer barco a Iquitos, del Pastaza, arribó al puerto la nave Napo. Y no arribó por su propio medio. El Pastaza viajó al Pará para remolcarlo, pues su máquina se había malogrado. Horas después arribó a la futura ciudad el barco conocido como Putumayo. Esos son datos concretos, fidedignos, citados por un grande de la patria. No existe un solo barco que haya llegado el 5 de enero a Iquitos y en el museo se dice lo contario, lo cual es lamentable.
4.- En la pared del Museo Iquitos se dice que hacia 1910 había 14 mil habitantes. Ello es falso, de acuerdo al dato consignado por el médico Jorge Converse, que era miembro de la sanidad de los Estados Unidos y que fue contratado por el gobierno peruano para combatir la peste del vómito negro en Iquitos. En su estrategia el citado censó las mismas casas que eran en número de 3,098 y los habitantes ascendían a 12,500, según consta en el Anuario de Iquitos de 1914, publicado por el diario La Razón. No puede ser verdad entonces esa cifra que se consigna en el museo, salvo que hubiera estallado una terrible peste, un brutal sismo, que hubiera disminuido la población.
5.- En la pared del Museo Iquitos se dice que la época del caucho comenzó en 1886 y concluyó en 1912. En otra parte del mismo recinto se dice que esa misma época comenzó en 1886 y terminó en 1815. Ambos datos del fin de esa época son falsos. Además de no coincidir lo cual es ya un error, faltan a la verdad, porque se considera que la fecha del fin de esa época es 1914. En ese año, precisamente, el ingeniero Samuel Young en un escrito que fue publicado en el ya citado Anuario de Iquitos de 1914, nombra a la ruina en marcha.
6.- En la pared del Museo Iquitos se dice que la empresa Amazon Rubber y Co. era inglesa. Ello es falso. Dicha empresa fue obra y esfuerzo del cauchero Julio César Arana del Aguila. Era una empresa de origen amazónico, donde el accionista mayoritario era el cauchero citado y contaba con accionistas ingleses.
7.- El hecho de ganar un concurso no es una fecha significativa en ninguna historia del arte o de la literatura. El premio ganado es apenas un referente a determinada obra. Por ello es bastante discutible que se considere el reciente premio nacional concedido al señor Christian Bendayán como algo relevante para que figure en el bosquejo histórico de la ciudad de Iquitos. Pero si se admite esa posibilidad como algo válido, se tendría que considerar también al señor Francisco Izquierdo Ríos que ganó el Premio Nacional de Cultura, al señor Cesar Calvo de Araujo que ganó el concurso Poeta Joven del Perú, galardón que fue compartido con Javier Heraud, y el Premio Nacional de Poesía concedido por el poemario Pedestal para Nadie, al señor Carlos Reyes Ramírez que ganó el Premio de Poesía COPE, de dimensión nacional, a la señora Ana Varela Tafur que también conquistó en 1993 dicho premio de gran importancia en la Cultura Peruana contemporánea.
8.- En ningún museo de ninguna parte podría figurar el señor Orlando Casanova Heller como fundador de la literatura infantil amazónica. Ello es absolutamente falso. Los que fundaron la literatura de ese tipo entre nosotros fueron los miembros del Grupo Trocha. En los números de la revista que publicaron en la década del 40 del siglo pasado figuran varios cuentos de esa índole que lamentablemente nadie ha publicado. El que debería figurar como el iniciador de ese tipo de literatura en la Amazonía del Perú, y por lo tanto de Iquitos, es el señor Francisco Izquierdo Ríos cuyo cuento El bagrecico figura desde hace tiempo en el canon nacional de ediciones.
9.- En un lugar del Museo Iquitos hay una sección donde se encuentran unos libros del señor Christian Bendayán. Es a todas luces un exceso que figuren obras de una sola persona, como si no hubieran otros pintores en el medio que también han publicado libros con sus obras. Además, un libro es importante cuando dice algo novedoso sobre la materia tratada, cuando se hace cargo de lo editado hasta ese momento. El libro nombrado Pintura Amazónica, editado por el señor Bendayán, es una obra desfasada, pues no menciona un dato innovador y trascendental para la verdadera historia plástica selvática. El mismo es el Mural de la Cueva de San Antonio, donde ocurrió una revolución en la pintura rupestre porque los pintores ancestrales, en plena época rupestre, concibieron un rostro. El dato consta en el libro Los Chachapoyas, del doctor Federico Kauffman Doig, quien dice que en ese lugar, departamento de Luya, región Amazonas, se encuentra la mejor pintura rupestre del Perú. Pero, además, ese libro no publica en ninguna parte ni el nombre ni la obra de la pintora Gladys Zevallos Chávez que obtuvo la Medalla de Oro en la Escuela Superior de Bellas Artes del Perú, gracias a una novedosa propuesta que combina la pintura natural, con sus claves simbólicas, sus estilizaciones de interpretación de la realidad, con las formas modernas de la pintura occidental. El libro citado desconoce o ignora a Juan Salazar Orsi, quien fue uno de los primeros en usar la geometría shipiba como una innovación para enriquecer sus cuadros. El libro tampoco menciona al iquiteño Antonio Mafaldo que vive como pintor en Guayaquil y cuya propuesta es una estilización de la naturaleza amazónica. Esas ausencias le hacen un libro erróneo, desinformado que ni siquiera podría figurar en una biblioteca particular, menos en un museo edil.
Sin otro particular, y recomendándole el cierre temporal del Museo Iquitos para realizar las correcciones pertinentes, nos despedimos de usted y de su alto cargo, reafirmándole nuestro aprecio y respeto.
Atentamente,
Percy Vílchez Vela
espero este año salga a la luz un libro que escribió mi Señor Padre Don César lequerica sobre la fundación de Iquitos y lo presentaré en la misma Ciudad espero se despeje la duda sobre la definición de iquitos
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