El fútbol y la formación de los equipos deportivos en Iquitos, estuvo ligada al transporte fluvial de los vapores ingleses y a su tripulación, que llegaban regularmente al puerto de la “Booth Iquitos Steamship Company Limited”. En nuestra “Isla Bonita”, la comunidad necesitaba contar con un cuadro deportivo, para hacer frente a los equipos formados por los tripulantes de los barcos extranjeros, que acoderaban en el muelle fiscal, en la época del caucho; Se sabe, que el primer partido internacional de fútbol se jugó en una cancha que en ese entonces, era conocido como el estadio «El Polígono»; y estaba ubicado al fondo de la AV. Mariscal Cáceres (donde actualmente se ubica el aeródromo Teniente Bergerie o aeropuerto antiguo), entre la tripulación del vapor inglés “Aidan” y el combinado de Iquitos, integrado por jugadores del AC José Pardo y Sport Loreto, el 13 de setiembre de 1908. El resultado fue de 3 a 1, favorable al equipo local. El siguiente año en 1909, llegó el crucero inglés “Pelorus” y al equipo local le fue mal.
Para ponerlos en contexto, debo remontarme a la “Segunda Guerra Mundial” y al ataque japonés a Pearl Harbor que precipitó el ingreso de EEUU a la guerra. En ese entonces los Estados Unidos, contaba con el 6% de la población mundial y el 7% de la superficie de la tierra producía la mitad de los productos industriales elaborados y el 75% de los vehículos motorizados. Ello debido a su rápida transformación de una sociedad agraria a una economía de producción masiva a principios del siglo XX había causado una dependencia sin precedentes de materias primas importadas para sostener la producción industrial. El abastecimiento de caucho era especialmente difícil para Estados Unidos y en 1942 el caucho que este país consumía era 96% de origen natural y apenas un 4% sintético. Estados Unidos importaba del Sudeste asiático, principalmente de la Malasia Británica, la India e indochina, el 98% del caucho crudo que utilizaba. Para esa época eran conocidos más de 40 mil usos para el caucho, pero su principal aplicación en los Estados Unidos durante la guerra, estaba en la industria del neumático, donde este producto contribuyó a la revolución en el transporte individual de larga distancia. Entre 1938 y 1940, el 76,6% de todo el caucho crudo consumido en los Estados Unidos fue transformado en neumáticos, cámaras de aire y artículos conexos (con los neumáticos de automóviles representando el 85% del total), equipando 27 millones de vehículos norteamericanos.
Cabe precisar que la economía norteamericana y, con ella, la defensa americana no podía funcionar sin el caucho, que en ese entonces no se lograba obtener en cantidades adecuadas a no ser que fueran abastecidas de las colonias británicas en el Sudeste asiático. Y que en ese momento estaban controladas por el Japón, que ademas restringía las rutas comerciales entre la costa este de los Estados Unidos y el Estrecho de Malasia. Debemos tener en cuenta que los árboles de caucho requerían un clima tropical y húmedo, con temperaturas entre aproximadamente 21 a 32 grados y un nivel de precipitaciones de 2.500 milímetros al año, por ende “el cinturón del caucho” estaba restringido a una zona relativamente estrecha entre diez grados al norte y al sur de la línea ecuatorial en Asia, África y América Latina (Amazonia). Tal como lo detalle en mi artículo del día de ayer, para el transporte del “caucho” los norteamericanos optaron por un medio rápido y directo como el avión. Y para ello utilizaron el avión anfibio tipo Catalina, en los lugares con aguas profundas (construyeron la base del Río Itaya), y el famoso Douglas DC3, mucho más rápido y que podía seguir en vuelo directo para los Estados Unidos. Para este último se construyó la pista del aeródromo “Teniente Bergerie”. Estas obras estuvieron a cargo por la empresa norteamericana “Rubber Development Corporation”.
La región Loreto y sobre todo la ciudad de Iquitos quedó como un punto estratégico de abastecimiento del caucho para los aliados del conflicto armado. Para eso, se llegó a establecer una base aérea. El proyecto fue puesto en ejecución con mucha prisa. Durante ese lapso, Iquitos recibió barcos de EEEUU, donde llegó la maquinaria de la constructora “Rubber Development Corporation”, encargada de la construcción del aeropuerto. Esta empresa planeaba reubicar el viejo aeródromo en un nuevo terreno. Sin embargo primó el criterio de la Fuerza Aérea del Peru”, sobre otro terreno que era un campo de fútbol, pero que estaba ubicado en las cercanías de la base de la FAP; llamado «Capitán Salaverry» (en ese entonces, conocido como el estadio «El Polígono»). «Capitán Salaverry» era muy usado para eventos futbolísticos de la ciudad, donde jugaban varios equipos como el Colegio Nacional de Iquitos. Al empezar la construcción del nuevo aeródromo (Teniente Bergerie), se ocasionó la desaparición del estadio “El Polígono o Capitán Salaverry”. Originando las protestas de la población que exigía un estadio donde puedan jugar los diferentes equipos de fútbol locales.
El gobierno peruano pidió a Rubber Development construir un nuevo estadio para Iquitos. Indicaron el punto de construcción, cerca al Club Tennis Iquitos y propiedad del ciudadano alemán “Max Augustín Campe”. Las peticiones por el nuevo estadio se intensificaron por los aficionados y se motivó más la construcción del mismo. Este predio estaba ocupado por una gran vegetación exótica. Por lo que la constructora norteamericana procedió a iniciar gradualmente el levantamiento del nuevo estadio. Construyeron una primera tribuna, al que los iquiteños lo denominaron como el estadio de “Don Augustín”, en honor al ciudadano europeo que terminó donando el terreno a la ciudad. No fue, si no hasta marzo de 1967, que la Comisión de Deportes de Maynas decidió cambiar el nombre al actual, que entonces se denominaba «estadio oficial» pasando a ser «Max Augustín».
Hubieron 3 construcciones para el estadio «Max Augustin”, el 1ro de ellos (Fotografia), se construyó en la década del 40, empleando madera pesada de cedro y mohena, utilizando shungos (madera extremadamente dura) para algunas bases. Los techos fueron fuertes con calaminas de aluminio. Contaba con una sola tribuna con aproximadamente 30 metros de longitud por 5 metros de ancho, cerrando el terreno donde estaba el estadio con sinchinas y alambre de púas por allí pasaron inolvidables equipos, tales como : el Athlétic Club José Pardo, Club Deportivo Sport Loreto, Dos de Mayo, Alfonso Ugarte, Capitán Clavero, el Club Deportivo Politécnico, Aviación, José Galves, Chacarita Versalles, el Club Deportivo CNI, entre otros añejos equipos o clubes. No obstante, el estadio enfrentó un inconveniente, carecía de un documento que patentara la propiedad. En 1962, la construcción de un coliseo cerrado, al lado del estadio, fue un hecho difícil. El Consejo Nacional de Deportes (ex-IPD), tuvo que actualizar la documentación y así construir el proyecto, para ello acudieron a la heredera del estadio, “Luisa Augustin de Freitas”, en representación de “Max Augustin Campe”, quien había fallecido hace algunos años. Cuando Max Augustín falleció, dejó un legado que fue tomado por sus familiares, recién en ese tiempo, el Consejo Nacional de Deportes agradeció la donación a los Augustín.
En el año 1968 el estadio iquiteño se cambió por uno de concreto. Fue el ingeniero Guillermo Toro Lira Vazquez, el que estuvo a cargo de la construcción y remodelación del estadio agregando tribunas de cemento en las alas oriente y occidente; posteriormente, se agregaron las tribunas norte y sur; ya para ese entonces ya contaba con 2 tribunas (una techada), fue escenario de muchas competencias. Desde niño asistí a los choques futbolísticos locales y luego a los partidos de la Copa Perú y desde 1973 –ya “adolescente tierno” (misma canción)- a los encuentros del campeonato descentralizado peruano, como todo buen Loretano alentábamos al «CNI», comiendo «Cucurrucho», «Cuerito», «Torreja», acompañado de harto curichis de aguaje»; para entonar con fuerza el estribillo «sí, sí, si, arriba CNI», y que buen equipo teníamos…debo confesar que sentí nostalgia al saber de su demolición en el año 2005, pero a la vez alegría de saber que Iquitos contaría con un nuevo coloso, que se decía iba a ser el más moderno estadio del Perú y hasta de Sudamérica, me dije «que exageración, ver para creer»; pero ustedes saben mejor que yo, cómo acabo esta historia.
El estadio “Max Augustin” también fue la sede donde jugaba de local el equipo de “Asociación Deportiva Colegio Nacional de Iquitos” (CNI), el equipo emblemático e histórico de Iquitos, que el 20 de mayo pasado cumplió 93 años de fundación. En una primera instancia, por un lapso de 20 años (1973 y 1992); formó parte de fútbol profesional peruano, donde tuvo su mejor rendimiento, en el año 1977, cuando estuvo a punto de ganar el campeonato. El CNI regresó a la máxima categoría 16 años después (2008). Durante su trayectoria profesional tuvo excelentes jugadores, tales como : Otorino Sartor, Papelito Caceres y Ramón Quiroga, César Adriazola, Juan Manuel Toyco, Roberto Arrelucea, Ernesto Guillén, Florentino Bernaola, Rufino Bernales, Israel Quijandría, Alfonso Marañon, Juan José Oré, Bernabé Navarro, Juan Ayala, César Cortez, Ernesto Neyra, Juan Miguel del Águila, Roberto Céspedes, Nehemías Mera, Americo Nieri, Henry Perales, Juan Del Águila, José Masato Mori, Chorizo Rengifo y Richard Vinatea, entre otros. Por esa época los empresarios y profesionales dirigentes que apoyaban al conjunto iquiteño eran Walter Boria, José Zanetti, Raul Vinatea, y el Dr. Reyes como médico del CNI. Años después supimos que pasó a manos de un recordado presidente regional.
El CNI es el equipo más representativo del oriente peruano. Pero conozcamos la historia deportiva del conjunto albo. El 20 de mayo de 1926 se reunieron 47 alumnos del Colegio Nacional de Iquitos con el director del plantel, Pedro A. del Águila Hidalgo, y la señora Isabel Aguilar, fundando en una reunión la Asociación Deportiva Colegio Nacional de Iquitos; a lo largo de muchos años, el CNI participó en torneos de la región y a partir de 1966 en la Copa Perú, con el claro objetivo de subir a primera división; sin embargo, la suerte no estuvo de su lado. Por ejemplo, en 1967 quedó en el quinto lugar; en 1968, tercero; un año después, cuarto; en 1970, tercero; en 1971, cuarto; en 1972 no llegó a la final y en 1973 terminó en la sexta ubicación. Pero ese mismo año, el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado decidió descentralizar más el fútbol, y a través de los organismos deportivos de esos años invitó a dos equipos, que casi siempre estaban en la finalísima de la “Copa Peru”; estos fueron el Cienciano y el CNI, a jugar en la profesional. Así comenzó su carrera en el fútbol descentralizado, que se interrumpió en 1992, cuando bajó de categoría.
Si bien es cierto el estadio “Max Augustín” fue remodelado totalmente con el aspecto actual, para la Copa Mundial de Fútbol Sub-17 del 2005. Este recinto es un tipo de estadio diseñado para la práctica del fútbol principalmente, pero que permite su utilización para otros deportes o bien para conciertos, exposiciones y otros eventos. Para tal fin, las tribunas fueron ubicadas lo suficientemente alejadas del campo principal, para permitir la instalación de una pista de atletismo alrededor de todo el complejo deportivo. La cancha principal tiene unas dimensiones de 105 x 68 mts. y oficialmente tiene una capacidad de 25,576 espectadores; aunque en la práctica es mucho menor. Actualmente con un paseo por este estadio, podrán no solamente apreciar muchas personas caminando y trotando en la pista atlética, sino también podrán apreciar a muchos jóvenes ejercitándose y preparándose para competir en los campeonatos nacionales de atletismo, dirigidos por un profesor cubano que prepara a los futuros atletas loretanos de alto rendimiento.