“La cultura no solo se circunscribe a regionalismos repetitivos”, es una de las afirmaciones de un autor que por estos días de pandemia ha publicado un libro que, por un ojeo rápido, merece un lugar en la galería de cuentos escritos con pasión por la palabra. Aquí una conversación que sostuvo con Pro & Contra Digital.
En plena pandemia publicar es un acto de valentía, porque todo el circuito editorial está contraído…
La pregunta es compleja. Yo estaba decidido a publicar Apuntes perdidos porque fue un proceso anónimo de dos años y durante la pandemia (durante el peor momento) no tenía nada que hacer… es una broma, esto último. Así que trabajamos junto con Miguel A. Coletti, mi editor, el proceso de corrección que tomó varios meses. Fuimos sin apurarnos, cumpliendo ciclos. Sabiendo que no teníamos que forzar nada, que si nos impacientábamos echaríamos a perder el proceso y volveríamos a cero. Ahora, en cuanto a la pregunta en sí, podríamos verlo también que mucha gente hace teletrabajo hoy en día y puede aprovechar leer en casa. Pero el teletrabajo es más absorbente que el trabajo regular, según testimonios de amigos. No lo sé, en verdad. Es una pregunta complicada que lleva varias aristas. La economía se ha contraído, cierto; pero también está, para quienes lo tienen implantado, el hábito de la lectura. Y sí, Lorca tiene razón cuando dice que no solo de pan vive el hombre. A veces pienso que es una obligación moral leer en tiempos tan oscuros para la humanidad. Combatir la banalidad a la que hemos llegado como especie. Pero también hay que reír…
Apuntes perdidos son relatos escritos sin la presencia constante de regionalismos ni de tunchis y hechiceros, como que hay que sacudirse de esos detalles, ¿no?
Digamos que es un tema que no me interesa abordar. Respeto a quienes se dedican a esa corriente, pero no es lo mío ni nunca lo ha sido. Mi punto, mi centro es Iquitos. Creo que hay que trabajar mucho en esto. La veo como una ciudad hiper vital con sus absolutas imperfecciones, pero vital… potente, como me decía una amiga española. Están ahí sus personajes que al final somos todos. No creo que exista excepción para catalogar que hay personas ordinarias también, porque creo que hasta los más ordinarios pueden ser personajes en términos literarios. De ahí el reto… Obviamente hablo de un trabajo colectivo que en su momento formará un corpus de varios autores
Es un libro que fue muy esperado por ti, qué tal la acogida de los primeros días…
Es buena. No solo en la recepción del lector de a pie, sino que dentro de un círculo más intelectual y literario hay comentarios favorables. Igual, no es algo que me preocupa sobremanera. Los lectores comunes, aquellos que no pertenecen a la oficialidad canónica pueden darnos más sorpresas. Un periodista me preguntaba en tono de afirmación si la lectura era un acto sobrevalorado, lo decía en relación a los exámenes PISA, y yo le respondía que había otras capas de lectura, como la de leer por placer, o saber leer la corriente de los ríos o la dirección de los vientos. Volviendo a la acogida, uno queda siempre disconforme no por lo que haya dicho o escrito, sino de lo que no ha dicho todavía, porque se necesita decir más, de más relatos que irán construyendo un mundo de ficción que se parezca al real, al de este Iquitos.
Es una pregunta de rigor, ¿qué escribes por estos días….?
Estoy volviendo a algunos textos olvidados deliberadamente. El proceso de edición de Apuntes perdidos tomó meses y fue muy demandante, de manera que al menos para mí me resultaba absorbente y me anulaba casi para escribir otra cosa. Como te decía, doy atisbos a textos inconclusos. Sigo en la senda de los relatos ambientados en Iquitos como ciudad post moderna, por un lado, y poblado anclado en sus formas de vivir del siglo pasado, por el otro; pero además trabajo en un texto que va a media carrera entre Lima e Iquitos. Es difícil hablar de una película que todavía no se ha visto, ni siquiera por el autor, de manera que lo dejo ahí…
Iquitos sigue siendo, a pesar de las deficiencias, la ciudad amazónica donde más se publica pero poco se lee…..
Es una paradoja total. Hace un tiempo una estudiosa me comentaba que según su investigación Iquitos (entiéndase como Región Loreto) publicaba más que San Martín, Ucayali y Madre de Dios, pero también añadía a modo de chisme sobre los celos entre los diferentes grupos literarios. Además, la ciudad tiene pocos espacios para el sosiego y el ocio (áreas verdes, parques sin muro y con muchos árboles). Es de hecho una ciudad muy ruidosa. Este es un trabajo que las autoridades actuales y las próximas deberían de impulsar: la recuperación de grandes áreas ocupadas por instituciones militares que a estas alturas resultan anacrónicas. Ojalá que dentro de estos cuadros políticos se encuentre un grupo de personas que entiendan lo que es cultura, o, en todo caso, que la cultura no solo se circunscribe a regionalismos repetitivos.