Manos llenas
Se apareció a los pocos minutos de requerido. Con el semblante de un obrero del arte. “Conservador/montador de obras de arte” se puede leer en la tarjeta que nos la entrega para presentarse. Raúl Quiroga es a quien hay que recurrir si se quiere que la muestra tenga coherencia, estética y éxito. Entendido el éxito como hacer lo que uno quiere. Pero hacerla bien. Mientras llegamos a un acuerdo en el costo combina la conversación con frases extraídas de los libros de José Martí. Puede recitar poemas completos del escritor cubano. No lo idolatra. Pero sí lo respeta como la puta madre.
Todos existen con amor pero sin amor no se puede vivir. Mira mis manos vacías de tanto dar sin tener. Soy racista porque odio a los negros pero a las negras las amo. Podríamos continuar con las frases que nos suelta este curador caribeño que es otra de las bendiciones de nuestra estadía en La Habana. No está loco, por ejemplo, el que habla solo, loco es aquel que se contesta solo. Quien habla solo espera hablar con Dios algún día, le replica Percy Vílchez con una frase prestada de Antonio Machado y Raúl, ni corto ni perezoso, acude a Mario Benedeti para afirmar que querer es lo más sublime que le ha ocurrido. Ante tanta poesía y religiosidad meto mi cuchara para contar que Ernesto Cardenal, ese poeta americano que pisó dos veces la tierra iquiteña, dedica dos horas del día a hablar con Dios. Y no está loco. Pero sí es un eterno enamorado. Sacerdote y enamorado.
Raúl Quiroga hizo 83 montajes el año pasado. Este año 2013 ya va por los 60. Ha juntado las 20 fotografías de la época del caucho y las 10 contemporáneas que trajimos de Iquitos. Las ha dado uniformidad, estética, coherencia visual. Paisajes, gente, mujeres, explotados y explotadores, caucheros y huitotos, barbadenses y barones, varones y peones. “Esta muestra grafica lo que sucedió por esos años y se incluye vistas de lo que hoy es la región Loreto, como un testimonio que a pesar del dolor siempre prevalecerá la vida, entendida como la presencia de lo humano”, se lee en el ingreso de la muestra. Son letras de Percy Vílchez, pero en realidad pertenecen a Raúl Quiroga, Machado, Benedetti, Martí y todos los que amamos la vida. Y quienes creen que tienen las manos vacías de tanto dar sin tener en realidad la tienen llenas, nos dice el curador que enterneció aún más nuestra, a veces, insensible humanidad.