Manatíes Libertad
El pasado lunes “Yanayacu”, “Nauta”, “Yuri” y “Sarito”, cuatro manatíes en cautiverio, fueron liberados en la laguna de Quistococha, cerca de Iquitos, tras un rescate y paciente proceso de recuperación en el Centro de Rescate Amazónico (CREA) de la asociación ACOBIA. Esta es la tercera liberación que hace y el primero que realiza en Iquitos (los anteriores se realizaron en la reserva Pacaya Samiria).
Las historias de estos cuatro rescatados, muestra un poco la magnitud del problema: “Yanayacu”, encontrado en Tamshiyacu, pesaba solo 18 kilos al momento de su recuperación. “Nauta”, encontrada en Nauta, solo 16 kilos. “Yuri”, descubierta en Yurimaguas, 20 kilos. “Sarito”, de Zungarococha, 27 kilos. Al momento de su liberación al hábitat natural, pesaban 135, 115, 92 y 60 kilos, respectivamente.
Es importante recordar que el manatí amazónico, es un mamífero acuático herbívoro, catalogado como especie en peligro a nivel nacional (Decreto Supremo Nº 034 – 2004 – AG) debido a la caza indiscriminada y el comercio ilegal de la que son víctimas sus poblaciones. La idea simbólica de hacer esta liberación en Quistococha es que más estudiantes o público en general sean parte de este evento y pueda llegar a más gente la sensibilización sobre el tema.
El año pasado, estuve en el puesto de vigilancia comunal Cantagallo, ubicado en la cocha El Dorado, cuenca de los ríos Yanayacu y Pucate, en la reserva Pacaya Samiria, acompañando a la segunda liberación de manatíes. El 2011 fueron cinco los manatíes (conocidos también como vacas marinas) devueltos a su hábitat natural. El 2012 fueron tres: “Marina” y “Requena”, rescatadas en el 2010 y “Aantu”, rescatado en el 2008.
Conociendo más el trabajo del centro de rescate de Acobia uno se siente emocionado por los resultados, pero sobre todo por la dedicación increíble que le dan a la recuperación de estos animales. Porque no solo se trata del rescate, rehabilitación y liberación, sino también de un constante programa de educación ambiental, que de sustento y perspectivas de futuro a una actividad muy apasionante, pero al mismo tiempo durísima.
Los casos de agresión y depredación de mamíferos acuáticos, como el manatí o los delfines de río, sumados a los de diversas especies de fauna amazónica se multiplican en toda la región. A veces son los propios lugareños, por necesidad, creencias o costumbre; otras veces son comerciantes inescrupulosos quienes se encargan de mandar a cazar a estos animales, para venderlos posteriormente. Un dato real es que el año 2009, 15 manatíes bebes fueron exterminados por pescadores que los acusaban de robarse sus peces.
Pero así pululan los depredadores (a veces con la complicidad o inacción de las autoridades, otras veces con la anuencia directa de algunos) también existen grupos que se agrupan para defender a sus animales. Por ejemplo, la organización “Yacutaytas” – Padres del agua – conformada por pobladores de alrededor de una veintena de familias de la Reserva Pacaya Samiria, que hacen el trabajo de resguardar y monitorear el cuidado de los manatíes y bufeos colorados, entre otros. De igual modo, la educación ambiental fue generando nuevos aliados, sobre todo en las nuevas generaciones, lo cual contribuye a resistir con mayor fuerza los embates de los enemigos de la conservación.
Ojalá que los esfuerzos de Acobia, del CREA y todos sus aliados, un esfuerzo conjunto y destacable, no se abandone. Debe seguir creciendo. Debe fortalecerse. Debe derribar a las mafias y a los inescrupulosos. Debe convertirse en un asunto de primera necesidad en la generación de políticas de conservación de la Amazonía. Propósito conjunto de cada uno de nosotros.