Maltratos a mujeres
La exclusión es un mal nuestro de cada día. Un horrendo mal que siempre estalla. Las señoras barredoras de la edilidad de Maynas podrían dar fe y testimonio de ello. Son 150 damas que diariamente se dedican a limpiar algunas calles de Iquitos. El primer problema es que el sueldo que ganan nunca llega a tiempo. Se retrasa cada mes. Tanto que todavía no cobran de junio. Desde enero en que empezaron a laborar así ha sido. Para sus faenas laborales reciben una sola escoba. Si se malogra ellas tienen que comprar con la suya. Pero lo peor que les pudo pasar a esas criaturas del Señor es la abusiva disminución de sus haberes.
En efecto, la comuna de Maynas les disminuyó cien soles por cabeza, sin contar los más de 17 mil soles en viáticos que hasta ahora ha gastado el viajero sin tiempo, ni lugar, el besuqueador de antaño, el que abrazaba a las adorables abuelitas, el alcalde Charles Zevallos. Hay algo de atroz en el evidente maltrato a esas mujeres modestas y humildes. Que barren las calles, además. Como no pertenecen al entorno del poder vecinal, como no son ni asesoras, ni funcionarias, como desempeñan una humilde labor, no reciben jugosos sueldos, inauditas gollerías, surtidos viáticos, en una clara depredación de los recursos consistoriales.
La temible frase: “No hay plata”, no la inventó ningún alcalde desde las alturas de su parapente. Fue pronunciada por primera por un virrey ante los requerimientos de un misionero para defender a la Amazonía amenazada. La frase se repite siempre para justificar tantas cosas. Ese manido argumento se invoca ahora para maltratar a las mujeres aludidas. En todo caso, si las arcas ediles andan vacías, todos deberían ajustarse el cinturón y la billetera. Comenzando por el viajero, siguiendo con los otros viajeros de la gestión, continuando con los que más ganan.
La proxima Ministra de la Mujer deberá tener este tema en su agenda y resolver de una vez por todas este problema.
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