ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel
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El 16 de junio pasado Donald Trump, el magnate norteamericano –ocupa el puesto 139 de multimillonarios del mundo, según la revista Forbes- dijo en la presentación de su precandidatura en las primarias del Partido Republicano que «México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (…). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Asumo que hay algunos que son buenos». A partir de esa afirmación extravagante e irreal el político ha recibido no solo sanciones verbales sino financieras.

Porque con esas expresiones estaba ofendiendo no sólo al 18 de la población norteamericana que tiene origen latino sino a todos aquellos que desprecian los estereotipos y las expresiones racistas por más que las pronuncie un tipo que dice tener 9 mil millones de dólares en fortuna. Pero ya se sabe –hay ejemplos de pequeños millonarios iquiteños- que la acumulación de dinero no necesariamente asegura amplitud de conocimiento y de mentalidad. No creo que Trump se arrepienta de sus expresiones. Porque quizás termine sumando más fortuna –pues eso parece su único interés- aunque le represente perder socios estratégicos en el difícil mundo de las comunicaciones y de los negocios.

Empresas e individuos han emprendido la tarea de desmarcarse de este empresario. Las cadenas televisivas NBC y UNIVISION ya han hecho público el rompimiento con el precandidato. Todos los medios de comunicación que anualmente se entusiasman con la transmisión de Miss Universo han preferido ser leales a la audiencia y no a las monedas que puedan repartirse por la transmisión del 12 de julio. Y seguro que los artistas se sumarán al distanciamiento.

Primero fue Ricky Martin. Luego Shakira. Vendrán otros y otras. Por esas expresiones racistas y xenofóbicas Trump ya no será el precandidato número once de doce de la lista en las preferencias republicanas sino que, probablemente, tenga que retirar su postulación. Tendrá que comerse esas malas palabras no sólo por irracionales sino porque fueron pronunciadas en contra de una comunidad –la mexicana y latina- que aportó mucho para el desarrollo de Estados Unidos y que representa una quinta parte de la población. Además, el cargamontón justificado y justiciero contra el magnate demuestra que no siempre el dinero y las inversiones priman en una sociedad consumista. Que sirva de ejemplo. Mal ejemplo, pero que sirva.