Escribe: Pedro Mozombite (Cronista)
María de los Ángeles Bernardo Paniagua, religiosa agustina con 94 años de edad, con más de 50 años de vida misionera en Nauta y la ribera de los ríos Amazonas y Marañón, partió a la eternidad el día de hoy miércoles a las 7:57 de la mañana en el Hospital de Nauta; deja en lágrimas al pueblo de Nauta, ciudad que la empezó a extrañar desde el 2022, año que ya no salió a caminar por sus calles por el deterioro de su salud. Nació el 20 de octubre de 1931 en la Provincia de León, España. Procedió de una familia numerosa y católica.
Madre Ángeles creció huérfana de padres, su madre murió cuando apenas se iniciaba en sus primeros años de su infancia y a los 5 años perdió a su Padre. Sufrió bastante desde muy niña, cuando llegó a la adolescencia decidió ingresar a la vida religiosa. Al concluir su formación en España, la Madre Superiora pregunto a un grupo de ellas si alguien desearía viajar a la misión de América latina, y ella levantó la mano voluntariamente que estaba dispuesta a venir, decisión que le cambiaria la vida para siempre.
En Nauta se va a dedicar a la enseñanza de la niñez, ha tenido inmenso amor por ellos, porque le recordaba los años que ella sufrió cuando se quedó huérfana, optó por los niños pobres de Nauta y de la ribera, les abrigó en la casa del CENCCA (ex finca de retiro a unos 15 minutos de Nauta).
Hablar de esta extraordinaria mensajera de Dios es para escribir más de un libro. La ejemplar religiosa, es la historia de las agustinas en la provincia de Loreto, una misionera ejemplar llena de bondades, una mujer que se inmoló por la evangelización viajando por los extensos ríos amazónicos, recorriendo pueblos que fueron puntos misionarios de los jesuitas en los siglos XVII y XVIII como San Joaquín o San Regis.
Madre Ángeles llegó a Colombia a la edad de 24 años, (1955), después fue destinada a Nauta (Perú, 1969). Ha dedicado su vida religiosa más de medio siglo ha Nauta y a los pueblos ribereños.
Ni siquiera le pensó, decidió quedarse para siempre en el pueblo que le acogió; es justo que a una mujer que ha dedicado más de 50 años de vida misionera a la amazonia, y a sus comunidades se le inmortalice su nombre en alguna calle, escuela, asentamiento humano, puente o junta vecinal de su gran pueblo de Nauta.
Hoy le llora un pueblo entero, gracias a sus enseñanzas y modelo de vida a la juventud, recibió admiración de mucha gente. Los nautinos la describen como una leyenda, virtuosa, abnegada, empática con el prójimo, gran ser humano excepcional, loable, servidora ejemplar. También ha influido en la mente de hombres y mujeres que hoy en día son profesionales y a quienes les apoyo en llegar a sus metas.
El 20 de octubre de 2019, la Municipalidad Provincial de Loreto en el día su nacimiento, le rindió homenaje en una sesión solemne realizado en el Teatro Ucamara, reconociéndola como “Hija Predilecta de la Ciudad de Nauta”.
La hermana Ángeles trabajó en el CENCCA, la Parroquia “San Felipe y Santiago” y el Colegio “Nuestra Señora de Loreto”. En CENCCA acompañó a los jóvenes en los talleres de carpintería y agronomía. Además, formó a animadores cristianos de Nauta y de las comunidades. Le interesó la cultura amazónica, por ejemplo, fue una de las impulsoras para preservar y salvaguardar la lengua cocama en la provincia de Loreto.
Se caracterizó por ser una religiosa muy alegre y bondadosa. En sus conversaciones y talleres siempre decía: “La selva enamora y embruja”. Cuando la vieron deteriorarse su salud, la Madre Superiora la pregunto si quería regresar a España, no dudo en responder: “quiero quedarme aquí en Nauta para siempre”.








