[En Requena]:
Escribe: Percy Vílchez Vela
El libro malo y mediocre, engendro escrito con las trompas o las patas, es uno de los grandes culpables de la catástrofe nacional del permanente último lugar en comprensión de lectura. La pequeña mafia de cachupines de las letras, de bodegueros de la escritura, hace su dinero todos los años cuando comienzan las clases. Ese contrabando tiene sus cómplices adheridos a la pequeña ganancia que pueden ser los mismos docentes sin escrúpulos o conocimientos, y, además, cuenta con otro aliado. El libro de título renombrado y de reconocido autor que por arte de un energúmeno ha sido cortado, mutilado, jibarizado, dando así rienda suelta a la decidía entre los salones. Ese tipo de ejemplar figura en la venta de la única librería que hay actualmente en Requena, donde el oprobio de la retaguardia en lectura a nivel regional anda en franca retirada.
En la suma de innumerables quebradas amazónicas del Perú, la nombrada como Camaná es única en su género fluvial. No es nada ancha ni estorbada por lo serpenteante y sus aguas eternas son oscuras, densas, en los tramos no contaminados por el desastre humano. Nace en la orilla de la misma Requena y como que la adorna al recorrerle de pies a cabeza, de un extremo a otro. En su itinerario persistente conserva riquezas no visible ni aprovechadas hasta ahora, muestra aves afines al agua y peces que no pueden estar fuera de su elemento. Esa quebrada es una bendición de la naturaleza y el progreso de esa metrópoli debería incorporarla decididamente. Esa arteria ornamental me hizo recordar, por uno y otro motivo, a la quebrada de Panguanillo de mi infancia, donde vi por primera vez el supremo espectáculo del sonoro canto del paucar estrellándose en el espejo del agua color café. En este último viaje he querido, como me ocurre tantas veces cuando me encuentro con agua, navegar Camanà o darme un reconfortante baño. Pero no había ni tiempo ni interés, pues cerca al paso de la quebrada estaba el negocio conocido como Representaciones Sarango.
Para arribar a ese comercio el ciudadano tiene que caminar por la calle Bolívar, que es angosta, luce como recién barrida y avanza como paralela a la citada quebrada. Es decir, uno puede andar sin perder de vista a esa arteria impresionante. El negocio tiene el techo de calamina y los cercos y el piso son de madera. Entre las cosas que se venden figuras libros escolares, agendas, bolígrafos y otras cosas relacionadas a la educación. En una vitrina de madera y cubierta de vidrio mostraba los libros reducidos. Eran ejemplares pequeños, de letras aún más pequeñas que han sido copiados de las ediciones completas de los llamados clásicos de todos los tiempos y lugares. Hemos entrado a esa librería como por descuido y adquirimos un ejemplar, una obra de Mark Twain. Después vino la sorpresa, el sobresalto, Porque resulta que esas publicaciones engañosas son todo un negocio hecho por una ampulosa Corporaciòn Editora Chirre S.A., engendro de la ganancia que tiene como norma reducir todo en la edición de libros para las escuelas y colegios del país. .
La quebrada Cumaná me reconfortó cuando le contemplé desde un poco lejos de la concentración urbana, porque me pareció un don rodeado de plantas, de embarcaciones que navegaban y de pescadores bajo el sol. Ante ese espectáculo puede hojear serenamente el libro que adquirí. En la revisión del ejemplar descubrí que todo era legal, pues la empresa tenía los derechos reservados, había hecho su depósito legal, mostraba su dirección, su teléfono y su correo electrónico. En mis manos estaba una primera reimpresión con un tiraje de 5000 ejemplares. El año era ayer nomás: 2010. Lo peor de todo no era eso. Era que el libro mutilado estaba incluido en esa estafa que es el plan lector oficial. Para una mejor ejecución en las aulas, venía con un cuestionario relacionado a la comprensión de lectura.
Era la tarde y todavía contemplando la dichosa quebrada descubri al autor de semejante atentado contra el libro en general. Era un señor nombrado Fernando Grados Lazos que recibía el título de adaptador y compilador de las obras maestras de la literatura universal, cuando en realidad era un abusivo que por su regalada voluntad cortaba, mutilaba, reducía los libros de los más grandes autores. No sabemos desde cuándo el negocio rinde sus excedentes, ni qué escuelas o colegios están involucrados en esa pereza mental y física. Pero en un país como el nuestro es un crimen esa modalidad de edición, porque contribuye como los libros malos y mediocres a esa lamentable postración del último lugar en lectura. No diríamos nada si esos ejemplares jibarizados fueran comprados por el hijo del vecino. Pero es imposible callar cuando sabemos que esos libros van a los salones.
No es difícil saber de dónde surgió ese facilismo engañoso, ese contrabando que contribuye al desastre. Surgió de la atracción nacional y regional por el mínimo esfuerzo, por lo fácil, por lo poco. Para cumplir con los programas escolares, para pasar los cursos, no faltó un pícaro, con título o no que interpreto la pereza como un destino y pretendió dar en el clavo. Y así el libro desnaturalizado se sumó a la mafia que desde hace tiempo engorda su billetera sin fijarse que cada año el último lugar sigue invicto. Esos pequeños contrabandistas no admiten que sus obras facilonas perjudican a las aulas nacionales y regionales. Hemos visto en otras partes esa edición disminuida, en las calles y en algún puerto de Iquitos, ofrecido por un vendedor ambulante. Pero no le dimos la importancia debida porque no le habíamos revisado.
El recorrido de la quebrada Cumaná ayuda a convertir a Requena en una urbe fluvial por donde se le mire. Mientras Iquitos está rodeada de varias aguas que le encierran en un laberinto, Nauta vive al borde del Marañón, cerca de la quebrada Zaragoza y de una que otra laguna, Contamana es sumergida por la creciente del Ucayali cada año y otros ciudades no se alejan de los ríos, la llamada Atenas tiene al Ucayali que pasa por su ribera, al Tapiche que la parte en dos al ingresar directamente a la metrópoli y también tiene a Cumana que la ornamenta interiormente sin ninguna duda. Cualquier morador o visitante en esa urbe se encuentra a cada rato en el agua. No puede desligarse en ningún momento de ese don abrumador. Una urbe así, tan amazónica por sus entrañas fluviales, no merecía el último lugar en comprensión de lectura a nivel regional. Esa desgracia, por fortuna, ha comenzado a cambiar gracias a un plan de lectura.