* Santiago Díaz, integrante histórico, recuerda cómo nació la devoción en Punchana.

La Hermandad de Cabezones de la Purísima mantiene más de cinco décadas de continuidad en Punchana. Santiago Díaz Hidalgo, miembro desde hace 53 años, recuerda que el grupo se inició con 12 parejas que trasladaron la imagen desde una vivienda en el antiguo barrio Laich hasta el centro del distrito, donde cada familia la velaba en su propia casa. Con el tiempo, la organización creció y se formalizó, manteniendo la práctica como un acto comunitario y familiar.

Díaz señala que la devoción se transmite de generación en generación y que su propia familia ya continúa la tradición. Explica que uno de los requisitos para integrarse es contar con un matrimonio constituido, según el estatuto interno, para garantizar estabilidad dentro del grupo. También recordó la historia de la iglesia local, cuya construcción acompañó como ayudante de albañil, y convocó a nuevos fieles a sumarse “con compromiso y orden”, preservando una festividad que define como parte esencial de la identidad de Punchana.

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