Era entonces las 5 de la tarde, hora exacta, del 25 de mayo de 1864 cuando el retrasado y detenido vapor Morona arribó a ese Iquitos tan querido, por las desgracias. En su viaje de surcada trajo a la fragata Arica. La información fue dada por Basadre, citando a Francisco Emilio Fernández. La información es irrefutable, es inconmovible, es perfecta y perpetua, pues hay el documento que lo sustenta para siempre. ¿De dónde entonces, de que imaginación inútil, de que mezquindad sin nombre, puede salir que el Morona arribó primero a Iquitos? ¿O sea que el gran Basadre existe por las puras manzanas?
El 6 de noviembre de 1864, muchos meses después del arribo del primer barco a Iquitos, del Pastaza, arribó al puerto la nave Napo. Y no arribó por su propio medio. El Pastaza viajó al Pará ´para remolcarlo, pues su máquina se había malogrado. Horas después arribó a la futura ciudad el barco conocido como Putumayo. Esos son datos concretos, fidedignos, citados por un grande de la patria. No existe un solo barco que haya llegado el 5 de enero a Iquitos y en el museo se dice lo contario, como el homenaje a la ignorancia.