El artículo 69 ° de nuestra Constitución Política expresa que “El Estado tiene la obligación de promover el desarrollo sostenible de la Amazonía con una legislación adecuada, a través de una Política de Estado”. La Amazonía representa más del 70% del territorio nacional y contiene más de cuatro mil kilómetros de frontera. De las cinco fronteras que tiene el país cuatro se encuentran en la Amazonía. A nivel global la Amazonía es vista con singular importancia estratégica por su cuantiosa riqueza en biodiversidad, servicios ambientales y cantidad y calidad de agua dulce que la convierte en zona atractiva para la defensa nacional y las negociaciones internacionales. Adicionalmente la Ley N° 27037 concordante con esa orientación constitucional debería establecer condiciones para la inversión pública y la promoción de la inversión privada en la Amazonía. Pero sin embargo todo ello es ¡LETRA MUERTA!.
El espíritu de la ley de Inversiones de la Amazonía (Ley Nº 27037), precisa como objetivo de la misma, que se debió dotar a la Amazonía peruana de verdaderos atractivos que promoverían las inversiones para la formación de empresas; lo que obligaba a generar riqueza y crear puestos de trabajo estable y a largo plazo. Uno de los principales problemas de algunos de nuestros políticos es la lucha contra la ley de la gravedad. Sencillamente, se trata de personas miopes, que no logran mirar más allá de sus narices. Bien sea porque no les gusta caer, y llegan a contradecir algunos de los principios de la gravedad. Y no me estoy refiriendo a la atracción mecánica de los cuerpos. Por una teoría de la caída inteligente…¿Suena absurdo, verdad?…La verdad es que no lo es tanto. Porque la primera tarea de cualquier congresista que esta por proponer una iniciativa legislativa, es tener una idea clara sobre cómo es la realidad. Por eso existimos “charapas” que no logramos entender como así se logró promulgar la Ley No 30897, que eliminó de un plumazo todos los incentivos tributarios para las empresas en la región Loreto, a pesar que estos constituían un factor compensatorio de costos, y facilitaban el funcionamiento del mercado, contribuyendo a su pleno desenvolvimiento ya que permitía a un mayor número de empresas ofrecer sus productos compitiendo libremente sin sobre costos.
Debemos tener presente que el desarrollo humano constituye una de las funciones más excelsas del Estado que debería buscar el bienestar y la seguridad de la región. Y por ende la primera prioridad en la Amazonía debió ser su gente, lograr que las necesidades primarias y de la población sean atendidas en términos de una adecuada alimentación, educación, acceso a los servicios básicos como energía eléctrica, agua y telefonía, que los mismos, estén al alcance de la mayoría de la población siendo este el rol principal del Estado en cuanto al fin supremo del mismo. A pesar que el artículo 74º de nuestra Constitución Política, establece que los tributos se crean, o modifican, derogan o se establece una exoneración tributaria exclusivamente por ley, y que el Estado al ejercer la potestad tributaria, debe respetar los principios de la reserva de la ley y los de igualdad y respeto a los derechos fundamentales de la persona. Lamentablemente los alcances de la ley Nº 27037, no precisaron textualmente que los servicios públicos que se prestan en la región de la Amazonía se encuentren dentro de los alcances del articulo 13º de dicho cuerpo normativo. Asimismo, dicha distorsión ha causado graves perjuicios económicos a varias empresas que decidieron a invertir en nuestra región.
El río Amazonas, con sus 7100 Km., desde su base en el Perú hasta la costa atlántica de Brasil, constituye el sistema hídrico más grande del mundo, esta conformado por 1 100 ríos que contienen un quinto del total del agua dulce del mundo, con una descarga de aproximadamente 210,000 m3/seg. Nuestra extraordinaria biodiversidad contiene más de 30,000 especies de plantas, casi 2000 especies de peces, 60 especies de reptiles, 35 familias de mamíferos, y aproximadamente 1800 especies de aves. En conjunto, en la cuenca amazónica, se producen bienes y servicios de alcance regional y global, como la capacidad y aporte a la regulación climática global. Las estimaciones actuales indican que los más de 600 millones de hectáreas que comprende la cuenca del río Amazonas albergan en su seno más de 60% de las especies de fauna y flora existentes en nuestro planeta, estando aún muchas de ellas por identificar y describir. ¡IMAGINEN ESE POTENCIAL!
La cuenca amazónica alberga a 400 grupos humanos con lengua y cultura propia. Cerca del 10% de la población es indígena y es depositaria del gran patrimonio de la diversidad cultural y de saberes tradicionales y que actualmente la cultura occidental reconoce como conocimiento tácito y por ende como factor clave de competitividad. Sin embargo el impacto humano sobre el medioambiente, solo es expresado en la deforestación, agricultura migratoria e ilegal, minería, urbanización, exportación no sostenible, entre otras. Están alterando la condición de la cobertura de nuestros bosques y los suelos, los que a su vez, modifican y aumentan la vulnerabilidad del área para los ciclos del agua, regulación climática, que sumados a la fragilidad de las instituciones regionales y las acciones desarticuladas y dispersas de las mismas, disminuyen la capacidad de dar respuestas y facilitar procesos apropiados a esta compleja realidad.
Pero sin embargo nadie discute que la región Loreto está olvidada y maltratada, que gran parte de nuestro pueblo es muy pobre, que nuestro desarrollo actual es incipiente y mal orientado, que contribuye poco al producto bruto interno, que nuestros recursos se dilapidan sin provecho alguno, que su naturaleza es agredida para mal de todos. Todas esas realidades son aceptadas por indígenas, ribereños, empresarios, políticos, ambientalistas y, por la población en general. Asimismo, es consenso entre todos ellos que nuestra región debe desarrollarse…mejor, si es en forma sostenible e integral. Pero, hasta el día de hoy, los pequeños esfuerzos realizados han sido aislados y de forma unilateral, sin planificación, sin consenso, sin cuidados ambientales, provechoso para algunos y perjudicial para otros. El GOREL ha sido el peor actor y el agente principal para disgregar las pocas y pobres iniciativas nacidas de otras instituciones o sociedad civil, por ejemplo; construyendo obras públicas sin ton ni son, al ritmo de ideas preconcebidas o fantasiosas y, en especial, de intereses particulares, forzando o estimulando un desarrollo casi siempre inadecuado y para beneficiar a los que no viven aquí.
En ese sentido quisiera destacar el trabajo realizado por el hermano país del Brasil quienes han llegado a delimitar su Amazonía legal y han dotado de Políticas de Estado adecuadas, y por ende lograron desarrollar una imagen país asociada a la Amazonía y se posesionaron como el interlocutor de la Amazonía continental. En este contexto y de cara al proceso de integración interoceánica, nos llevan una tremenda ventaja. Si nos miramos en este espejo, el reto de afrontar la construcción de poder ser competitivos con el país de la zamba, requiere la conexión del sentimiento, las aspiraciones y una visión clara de la región Loreto con la contribución de la Amazonía al país y viceversa. Es claro entonces que debemos superar mitos sobre la Amazonía peruana de ser el patio trasero del Peru. No somos un espacio vacío, espacio de recepción y acumulación de población pobre, entre otros. Para ello, debemos orientarnos a la promoción del desarrollo sostenible reconociendo sus verdaderos valores culturales e históricos, económicos y ambientales.
Debemos comprometemos a promover el desarrollo sostenible de la región Loreto, para el bienestar de toda nuestra sociedad en su conjunto y para mejorar la contribución regional al desarrollo nacional, integrado a los procesos globales. Debemos empezar reconociendo el valor estratégico como reserva de agua dulce con el que contamos, de recursos genéticos, de conocimientos tradicionales y de servicios ambientales claves, así como por el significado geopolítico y tetrafronterizo para el país. Nos debemos comprometer a promover el desarrollo de actitudes y de capacidades humanas como factores claves para impulsar el desarrollo sostenible de este territorio de alta diversidad biológica, física y socio cultural. Nos debemos comprometer también a impulsar la base productiva sostenible y competitiva, que ponga en valor esta diversidad, conservando el equilibrio ambiental, la diversidad biológica y cultural, y fortaleciendo la descentralización, la asociatividad y las capacidades institucionales amazónicas.
Cds. La imagen que ilustra este artículo corresponden al estupendo fotógrafo Cesar Von Bancels.