LAS OBRAS TRUNCAS
En estos días veintiocheros, desfilantes, de largo feriado, hemos renunciado a escuchar el discurso presidencial, las respuestas de los ministros, el papel corrosivo de la oposición, y erramos de un lado a otro, buscando un dato importante. Se trata de un canal que hace más de un siglo iba a unir o enlazar el Amazonas con el Itaya. La obra tenía entonces carácter prioritario, pues iba a abrir una nueva posibilidad para el transporte de las gentes de estos lares, evitando las vueltas inútiles y conectando con más rapidez a Iquitos con los pueblos aledaños. El canal, por otra parte, era una inédita manera de influir en la labor de la naturaleza e iba a dinamizar ese rubro tan complicado: la navegación.
El costo de la misma era de 15,00 soles de oro o de papel. El Congreso había dispuesto la partida y el Ejecutivo no tenía más que proceder en el acto. Es decir, todo el mundo estaba de acuerdo pero el canal nunca ni siquiera comenzó a abrirse a punta de lampa o pala o cavador. No era la primera vez que algo así ocurría en la historia de la pobre floresta. Otro territorio se podría esbozar con todas las obras que se prometieron, proyectaron, presupuestaron y nunca se ejecutaron. Las obras fantasmas o perdidas, obras que pudieron ser, constituyen una forma de relación, viciada y torcida, entre el centralismo de siempre y la región de los bosques en el agua. El Centro Cívico en el interior del pueblo Joven Túpac Amaru es una obra desconocida que prometió el verboso Fernando Belaúnde a unos esperanzados dirigentes y hasta ahora no aparece ni la primera piedra. Y no aparecerá porque los muertos no cumplen con sus promesas.
El ingrato destino del canal entre el Amazonas y el Itaya parece ser ahora el signo del tan cacareado museo, ordenado hace meses por el mismo presidente Ollanta Humala. Luego de los movimientos habituales, de los ruidos iniciales, de las cifras, los montos, los lugares, la cosa terminó entibiándose. El periodismo no tocó más el tema y el museo parece una noticia sin importancia. Nada que ver entonces. Otra obra que puede correr el destino del dichoso canal presupuestado es la famosa y nunca bien ponderada Consulta Previa. Todo parece estancado en un matraqueo permanente, en una dilatación eterna, en una desactivación progresiva. Así las cosas, no habremos avanzado mucho y la floresta seguirá siendo la pariente pobretona, el lugar donde funciona el patio trasero, donde abundan los perros del hortelano.