El título de esta apostilla presta el título a la película de Vitorio de Sica «Ladrón de bicicletas», Isla Grande es una ciudad de contradicciones. Es una de las ciudades donde se lee poco o a cuentagotas, pero se realiza una Feria del Libro con chorros de amnesia. Sin importar la reflexión sí las políticas alrededor de los libros y de ganar lectores están dando los objetivos buscados en la región. Quizás la feria del libro sea una expresión, instrumentalizada, de la carencia de esta política y ojala, tenga el efecto, espero que sea así, para espolear a los decisores políticos de implementar políticas librescas o a las lectoras de exigir una adecuada y oportuna política alrededor del libro. Añadir, que en una región como la Amazonía se precisa no solo activar una política del libro si no también fortalecer el caudal de la rica y variada narración oral. Duro reto que tenemos que afrontar. Pero para no desviarme del título de la crónica, en ese océano de paradojas en que nos enredamos, en este páramo de la lectura también tenemos, un personaje pintoresco, casi de vodevil trágico, como es el ladrón de libros. En un primer momento, dije que es una broma de mal gusto. No, no, me dijeron, existe en la ínsula y con un currículum muy holgado de haber birlado libros. No entraba en mis entendederas que con las bajas cifras de lectura en la región, con una inexistente política de libros, con bibliotecas famélicas exista un ladrón de libros, pero, ojo, existe, son de carne y hueso. No tiene un perfil definido. Por ejemplo, me comentaron, es una persona aparentemente común y corriente que presta un libro en una biblioteca y no lo devuelve nunca más. Hace las de Villadiego. O tiene una red de amigos, en las pocas bibliotecas de esta parte del palustre, y en complicidad, hurta furtivamente los libros de las estanterías ¿Qué libros hurta es personaje? Me comentan que depende, por lo general, son libros que tienen que ver con la memoria histórica de la ciudad o ejemplares casi inéditos en esta parte del marjal; detrás de este acto hay un egoísmo supino con gotas de narcisismo. Este es el libro y solo mío, parece balbucear ¿será como aquellos ladrones de cuadros importantes que gozan deleitándose en la intimidad y la autocomplacencia? Este o estos personajes están merodeando bibliotecas públicas y privadas, no hacen ascos a nada. Como trabajo con la ficción, me ha fascinado este personaje de los humedales, estoy en su búsqueda y documentándome. En un contexto, de la floresta, que aparezcan estos pillos de los folios impresos es para citar ese viejo dicho: éramos pocos y parió la abuela.

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