La rodilla es la articulación central de los miembros inferiores en el ser humano. Está formada por la unión del fémur en su porción distal, y la tibia en la porción proximal. También participa un pequeño hueso, llamado rótula, que se articula con la porción anterior e inferior del fémur. Puede realizar principalmente movimientos de flexión y extensión. Está rodeada por una cápsula articular y varios ligamentos que le dan estabilidad. En la articulación se insertan potentes músculos que hacen posible el movimiento de la extremidad inferior.
Es la articulación más grande del cuerpo y una de las más complejas. Sirve de unión entre el muslo y la pierna. Soporta la mayor parte del peso del cuerpo en posición de pie. Está compuesta por la acción conjunta de los huesos fémur, tibia, rótula y dos discos fibrocartilaginosos que son los meniscos. Fémur y tibia conforman el cuerpo principal de la articulación, mientras que la rótula actúa como una polea y sirve de inserción al tendón del músculo cuadriceps y al tendón rotuliano cuya función es transmitir la fuerza generada cuando se contrae el cuádriceps.
La rodilla está sostenida por fuertes ligamentos que impiden que sufra una luxación, siendo los más importantes el ligamento lateral externo, el ligamento lateral interno, el ligamento cruzado anterior y el ligamento cruzado posterior.
Los problemas mecánicos de las rodillas pueden ser provocados por un golpe o movimiento brusco que cause un esguince o torcedura o por una osteoartritis de la rodilla, causada por el uso y desgaste de sus partes.
Algunas enfermedades reumáticas, tales como la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico (lupus), pueden causar problemas de inflamación en la rodilla, lo cual puede causar daño permanente a las rodillas.
Dos ligamentos de la rodilla que se lesionan con frecuencia son el ligamento cruzado anterior (LAC) y el ligamento cruzado posterior (LPC). Una lesión en esos ligamentos a veces se puede llamar esguince. Por lo general, el LAC se estira o desgarra (o ambas) al hacer un movimiento de rotación brusco. Los impactos directos, tales como los accidentes de auto o los golpes en los deportes de contacto son la causa más común de lesiones del LPC.
Los ligamentos colaterales (mediano y lateral) con frecuencia sufren lesiones causadas por un golpe al costado exterior de la rodilla. Esto puede causar que el ligamento se estire y desgarre.
Las lesiones de los ligamentos se tratan con bolsa de hielo, inmediatamente después de la lesión, para reducir la hinchazón, ejercicios para fortalecer los músculos, férulas y cirugía en casos de lesiones más graves.
Muchos problemas de las rodillas pueden prevenirse si se lleva a cabo lo siguiente:
Ejercicios de calentamiento. Caminar y estirarse son buenos ejercicios de calentamiento que se pueden hacer antes de practicar deportes. Estirar los músculos del frente y la parte posterior del muslo es una buena forma de calentar las rodillas.
Fortalecer los músculos de las piernas haciendo ejercicios, tales como caminar, subir las escaleras, usar la bicicleta estática, o levantar pesas.
Evitar los cambios rápidos en la intensidad de los ejercicios, aumentar poco a poco la fuerza o duración de las actividades, usar zapatos que le entren bien y estén en buenas condiciones, mantener un peso saludable. El exceso de peso aumenta la presión en las rodillas.
Siendo una articulación tan importante, es imprescindible cuidarlas como oro. Nos va a permitir vivir plenamente, ser útiles a nuestra familia, ayudarnos a ser felices.