La protesta ruidosa
El protestanismo entre nosotros es más que una maniobra comandada por pérfidos cabecillas, rojimios desquiciados y petardistas letales. No negamos que en cada encono populoso puede haber algún dirigente maniobrero e incendiario, pero ello no es lo más importante. Porque una protesta ruidosa es el último recurso que les queda a los desesperados. A los que anhelan desde hace tiempo, desde hace siglos por así decir, una obra por acanga o por allanga, un buen servicio potable o eléctrico o de baja policía, una sentida reivindicación. Aunque parezca mentira, poco se puede conseguir con peticiones, gestiones, ruegos, mocos tendidos, llantos, memoriales.
El chamullo de la eterna postergación suele ser la respuesta la mayoría de las veces. Es mejor patear la puerta y las ventanas para que te hagan caso. No debería ser así, pero así es. Eso es lo que acaba de pasar en un tramo de la carretera que de Iquitos va a Nauta. Los protestantes, entre los que se confundían moradores de Zungarococha, estudiantes y docentes de la UNAP, se pusieron las pilas para exigir una urgente, necesaria y pertinente carretera. No hay nada que hacer. Ahora hay un cronograma de construcción. Y la soñada carretera, la tan necesaria vía, se insinúa en el horizonte. Parece posible después de la incómoda toma carreteril.
La ruidosa protesta parece ser el único camino para hacer que desaparezcan los basureros cotidianos de la ciudad. Ese espantoso espectáculo no debe seguir como si nada. No proponemos que cada ciudadano agarre su montón de desperdicios y lo vaya a arrojar en el frontis del propietario de la empresa que cobra mensualmente una fortuna. Tampoco incitamos la toma de locales o que algunos se entierren en sus patios o se crucifiquen en las puertas de los municipios. De ninguna manera impulsamos una campaña cívica de barredores inusitados, con escoba o con pichana, con el ex alcalde Joiner Vásquez a la cabeza. Proponemos una indefinida huelga de desperdicios. Es decir, que nadie produzca ni un gramo de basura durante un mes.