Escribe: Jhon Rivas – Senador 2026
Ya comenzó la campaña política, se dan inicio a las alianzas políticas entre los supuestos mejores candidatos para sumar votos y ganar, pero en estos últimos años, así como ha ido avanzando la tecnología, los medios digitales, redes sociales también ha ido aumentando el salvajismo, el desmadro social, y sobre todo la pérdida de valores sociales y legales en las campañas, en donde los malos políticos utilizan todos los medios negativos, la falsa esquina con identidades falsas, la falsedad para convertir en show mediático con aparente legalidad, así tratar de crear espacios para tratar de crecer y tener la mayoría,aceptación dolosa y de esa forma asegurar votos, destruyendo con todas sus armas a los candidatos que si tienen proyección y oportunidad, plan de trabajo y convicción de aportar a la sociedad, con preparación y experiencia.
En nuestra región se ha visto el asesinato de un periodista que de acuerdo a las investigaciones de la prensa nacional, han dado a conocer que aparentemente lo que le pasó al comunicador ha estado relacionado a la familia de un candidato que quiere volver a ser gobernador, y eso es muy preocupante y alarmante, no solo por la afirmación sino por la seguridad de la información que busca espacio mediático sin objetividad, más aún cuando hasta el momento no hay ni una pista de quienes podrían haberlo matado, cuando en otros casos en menos de una semana ya se tiene a los culpables, pareciera como si hubiera una red de poder que estaría protegiendo la información del caso desde algún poder del estado o poder oculto, para que no se concrete en llegar a conocer a los culpables intelectuales.
Otras formas de ataque político son las difamaciones, calumnias, injurias, que se convierten en denuncias penales que a decir de poco el juzgado no da la importancia procesal argumentando otras prioridades por carga procesal sin considerar la violación de un derecho fundamental supra de la persona, debido que golpean la moral, la intimidad y sobre todo a la dignidad humana, de los políticos que están ocupados en hacer un buen trabajo para que la población conozca a detalle lo que desean promover, solucionar y motivar su implementación dentro el sistema funcional del estado, estas situaciones que en el peor de los casos terminan con prisión preventiva para el político o persona sacando de esa manera de la carrera o contienda a quienes temen que podrían ganarles, incluyendo el ataque hasta a la familia, para golpear hasta las emociones y distraerlos para que bajen la guardia en demostrar sus inocencia y proteger a los suyos.
Lo más fácil y bajo la guerra sucia está en romper los banners o gigantografías, manchar las pintas, poner encima otros afiches o sacarlos, y una que otra vez hay algún enfrentamiento de los equipos con insultos y en ocasiones con golpes.
Actuando trivialmente peor que animales que estos solo usan su salvajismo para protegerse cuando se sienten amenazados en su integridad de vida, no de algún interés oculto. Compran a los dirigentes que apoyan a otros por ideales para que ya no contribuyan a los que si tienen una agenda establecida para gobernar, y cuando convocan a alguna actividad los manipulan para que no asistan y desestabilicen la motivación.
Y no pasa desapercibido los infiltrados para sacar información y saber como golpear, o los que se encargan de sembrar rumores para dividir a los equipos sólidos, calando hasta lo mas bajo para que sea más difícil volver a unirse.
No debería ser así la política, debería ser una fiesta democrática armónica, en donde primen las estrategiassanas de propuestas con bases y convencimiento positivo, sin que se manchen las honras; la población no es tonta, se dan cuenta de los juegos maquiavélicos que pasan, observan y deciden y en ves de sumar los ataques salvajes terminando restando al final.
Mientras los políticos peruanos la pasamos en esta lucha absurda desgastante, los países de potencia van dirigiendo la línea de la humanidad, a la cual nos obligaran a seguir, manteniéndonos siempre en sueños y migajas de desarrollo que repercute en la salud y en la educación de nuestra población que necesitan leyes urgentes bien estructuradas para darles una oportunidad de crecimiento.
Basta ya de estas aberraciones, lo preocupante es ver que ejemplo se está dando a los niñas, niños, adolescentes y jóvenes peruanos, que si no aprenden a hacer una política altruista, seguiremos condenándonos a repetir y repetir lo mismo: pobreza y hambre en un país rico de capacidad y menos oportunidad.

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