La pintura trascendente
Escribe Percy Vílchez Vela
En la historia de la pintura amazónica, en ese inventario de la forma y el color que tiene siglos y que se inicia con las quilcas, la contamanina Gladys Zevallos Chávez tiene un lugar de privilegio. Ganadora de la medalla de oro en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, tiene en su haber la incursión en los secretos de la pinacoteca ancestral, donde lo vegetal es predominante, es decisivo. A través de la toma de Ayahuasca, en Estación Kapitari, y la ayuda del maestro Luis Culquitón Roca, logró acceder a ese santuario trascendente, a ese vivo museo donde pueden habitar los dioses. Gracias a las enseñanzas adquiridas, a los esfuerzos por alcanzar la nueva belleza, ella desarrolla una pintura que se hunde en el código de la pintura rupestre como una innovación que es parte de la auténtica modernidad de la plástica selvática.
En algunos lugares del cielo, según la creencia ancestral de los shipibo, están ocultos y secretos los diseños, las formas, los códigos inaccesibles. Nadie puede llegar a estos lugares, porque es sabiduría de lo que existe, es metáfora del mundo. Solo los chamanes, en sus visiones, pueden alcanzar esos sitios celestiales y llevar luego los diseños a las artesanas para enriquecer los trabajos diarios.
El secreto estaba allí y Gladys Zevallos, que desde muy joven tuvo una inclinación por conocer algo más de la pintura vegetal, no pensó nunca ingresar en ese privilegiado santuario de formas y de colores. Formas que vienen de la pintura rupestre y que explican tantas cosas del mundo y de la vida y colores que vienen de la riqueza vegetal, de la combinación de savias distintas. La conexión con ese otro mundo fue la liana de los sabios, como un ascenso a otra dimensión del conocimiento, de la verdad. Así su trabajo es un regreso a las fuentes primigenias de esa plástica todavía desconocida que tiene su mayor riqueza en la región Amazonas, siendo su mayor hazaña el mural de la cueva de San Antonio.
Después de años de paciente labor, que implicó investigar las posibilidades del color vegetal y buscar nuevas estrategias para enriquecer los códigos que aparecían en las visiones, se puede decir que la propuesta pictórica de Gladys Zevallos es una de las más completas, más originales y más novedosas de la actual pintura selvática. Es un aporte notable porque su trabajo se sumerge en la realidad amazónica sin desdeñar otras propuestas, otras experiencias de la forma y el color.
La pintura de Gladys Zevallos Chávez, que en primera y última instancia viene del cielo puesto que proviene de la sabiduría shipiba, está en su fase inicial. Ese enlace entre lo oriundo y lo adquirido, entre el pasado y el presente, dará mucho más todavía debido al compromiso de la pintora que ahora promueve un centro cultural en el bosque, dedicado entre otras cosas a la investigación de los colores vegetales.