El señor Fernando Villacorta Siguas no debió ofender al gremio rateresco con la baratura a la hora de la venta. El, muy campantemente,  robó una moto, huyó sin más y sin darse cuenta que el dueño le estaba viendo. En su fuga quiso desprenderse del objeto robado  y en mala hora vendió el vehículo en la ridícula suma de 30 soles.  Nadie,  en su sano juicio,  puede concebir que una moto se rebaje a esa condición indigente.  Es imposible que a alguien se le ocurra semejante ofensa al costo y al precio.

El señor Fernando Villacorta Siguas tiene 20 años y su escasa edad no puede ser disculpa para que haya realizado esa feria de la baratura al vender lo robado a tan bajo precio. Es imposible atribuirle a sus pocos años, a su falta de experiencia, ese desliz. Lo que él debió hacer fue esperar un poco, buscar luego un vendedor más cuajado y más mosca para que pueda negociar la moto a  un precio razonable, a un precio justo. Pero el señor aludido al parecer perdió los papeles, se loqueó y quiso deshacerse en el acto de lo robado.

El caso de la moto vendida a 30 soles revela un lado oscuro del oficio rateresco. Se trata de los precios que ponen a las cosas robadas los amigos de los ajeno. Está  demás decir que el precio propuesto por los delincuentes nunca coincide con el precio real,  pues hay una rebaja instantánea, evidente,   considerable,  lo cual es una ofensa para los propietarios. Sería cuestión de ver como en el futuro no muy lejano se regula ese forado. Los ladrones tienen a la postre que echar precios justos  a lo rapiñado, para  no terminar ofendiendo al gremio tal y como lo hizo el señor Fernando Villacorta Siguas, quien debe ser sancionado en su momento por la chorería regional.

1 COMENTARIO

  1. ¿Es un periodista quien redactó esa nota?. Me parece lamentable ya que asi lo haga en broma, con ello esta reforzando en los jovenes la idea de que cometer un delito es normal. Los medios de comunicacion deben contribuir a la educación y no hacer lo contrario.

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