La matonería del mandatario

LA MATONERÍA DEL MANDATARIO

En esa su traza y continente, el  mandatario Rafael Correa se nutre de un visible instinto de fogonero. Y, sin cuidados, sin miramientos, sin dudas ni contenciones, echa más leña al encendido fuego del feo asunto protagonizado por ese pandillero de barrio, ese revoltoso de barra brava, ese piraña de la vehemencia, el señor Rodrigo  Riofrío. Agrega luego el presidente del Ecuador bastante pimienta y esparce amargas salsas para salirse con la suya, para hacer que su versión de los hechos se imponga.  Hasta ahí podemos comprender su parcializada defensa de un funcionario de su gobierno. Tiene derecho a aferrarse a la mentira para salvar el pellejo ajeno. Pero donde no podemos seguirle es cuando se atreve a calificar a la prensa peruana.

El mandatario Rafael Correa, en medio de su ardiente fogón defensivo, de su verba sin freno, dijo que la prensa peruana era peor que la ecuatoriana. El calificativo nos parece grave. Así nomás, a la ligera, como si se tratara del precio de los camotes, rebajó al periodismo nacional. Esa comparación es una ofensa al gremio y sorprende que ningún periodista de Lima haya dicho algo en contra de esa agresión. El silencio del dejar hacer y del dejar pasar ha reinado, como si no se tratara de una intromisión en asuntos internos. Como si no se tratara de una majadería de alguien que representa a toda una nación.

En la majadería de maltratar a la prensa peruana hay todo un programa. El de la matonería conocida de Correa que siempre busca la confrontación como una de sus estrategias de gobierno. Y donde no es anormal la expresión de  golpes y de patadas contra mujeres de ese peleador de arrabal, ese boxeador con bastante calle, ese diplomático de experiencia que no vaciló en involucrarse en una bronca cerca de embutidos. Así las cosas, ese incidente puede degenerar en una ruptura de relaciones entre ambos países. El señor Correa dijo que no va a retirar a su diplomático.  Se acabó todo. Para él. Las víctimas  de las agresiones verbales y físicas del diplomático no existen para el mandatario del país vecino.