Los moradores del caserío Nuevo Campeón salieron con baldes y ollas en mano para protestar contra la falta de agua potable. Un alcalde despistado les había ofrecido instalar el servicio pero pasaba el tiempo y no cumplía con su promesa de campaña electoral. En su recorrido por las calles de Iquitos ellos y ellas no pensaron encontrar apoyo o ayuda de parte de los ciudadanos. Pero ocurrió que a cada paso otros sufridos moradores de la ciudad, con baldes y ollas en mano, se sumaron a la marcha. Eran los que sufrían los desmanes de la empresa que racionaba el agua, cortaba de improviso el servicio y cobraba como si cumpliera cabalmente con su misión.
Esas víctimas eran legión y en poco tiempo había una numerosa comitiva con baldes y ollas. Las calles de la ciudad se vieron entonces invadidas por los protestantes que hicieron causa común y marcharon hacia la sede de Seda-Loreto. Cuando arribaron pensaron que alguien iba a salir a recepcionar sus quejas y quebrantos. Pero nadie apareció y cuando estaban a punto de hacer uso de la violencia, ocurrió la sorpresa, pues los mismos trabajadores y empleados de dicha empresa salieron con sus baldes y ollas a protestar por la falta de agua. Más tarde los mismos altos funcionarios, hartos del mal servicio que daban a la población, sacaron también sus baldes y ollas y protestaron contra ellos mismos. En mancha se acusaban de mil maneras, se lamentaban de su suerte y hasta decían que tenían que comprar agua todos los días.
Era el despelote pues no había a quien acudir, ya que todos se hacían las víctimas del pésimo servicio. Entonces los moradores de Nuevo Campeón tuvieron que guardar sus baldes y ollas y regresar a su caserío con las manos vacías y sin conseguir lo que buscaban.