Desde los hechiceros más reconocidos hasta los cejudos especialistas en cábalas auguraban que Perú no pasaría a la segunda fase de la Copa Centenario luego del enfrentamiento con Brasil. Aquí en España la prensa deportiva, que de por sí es bastante tóxica, daban por descontado el triunfo abultado de la canarinha- también vaticinaban el triunfo de España ante Croacia casi por goleada y perdió, así son de desmesurados y gafes, la cordura es huérfana por estos charcos. Sin embargo, y contra todo pronóstico, los agoreros del mundo mundial erraron. Los brasileños se fueron a su casa y el equipo peruano todavía quedó con oxígeno. Y los jugadores de Brasil se volvieron a casa por una presumible mano de un jugador peruano de nombre de lo más literario Ruidíaz – a ratos nos recordaba a Rodrigo Díaz de Vivar más conocido como Ruy Díaz. Si bien es cierto que los jugadores brasileños reclamaron y el árbitro luego de deliberaciones con el juez de línea y alguien más (seguro que miraban el vídeo de la jugada), dio como fallo que el gol fue legal. Curiosamente este discutido gol se cruzaba en el tiempo con otro gol controversial. Los argentinos celebraban un aniversario más de la mano de Dios de Diego Armando Maradona. Se premiaba la picardía de Diego. En el caso de Ruidíaz cayó una pegajosa manta moralina sobre el jugador y por extensión a los peruanos y peruanas ¿era para tanto? Ni que se jugara el futuro de la humanidad. Y del otro lado, esos mismos amigos de la doble moral festejaban la mano de Dios de Dieguito ¿dónde estamos?

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