El reciente escándalo delictivo, donde aparecía un profesor universitario cobrando una coima, hecho que sacudió las redacciones y las emisiones de la noticia, acaba de dar un vuelco inesperado. El acusado, Robinson Ríos Sánchez, se presentó en persona a nuestro diario y dijo su versión sobre el particular. Sostuvo, entre otras cosas, que todo fue un montaje manipulador, una maniobra oscura, auspiciada por el mismo Rector y secundada por miembros de una Comisión encargada de investigar las denuncias sobre venta de notas en la FACEN de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana. Los citados, al no encontrar nada, eligieron como víctima al profesor para ocultar a los culpables, para calmar las protestas.
La versión del acusado no deja de tener respaldo. El primero de ellos es que el alumno, José Ruiz Flores, no necesitada pagar nada, pues tenía la nota aprobatoria de once en el curso de Finanzas Públicas. El segundo, es la presentación de un memorial firmado por alumnos y alumnas donde se niega que él alguna vez haya cobrado dinero para aprobar los cursos. Entonces, así las cosas, se trataría de algo peor. De la presencia de una mafia poderosa enquistada en las altas esferas universitarias que no tiene escrúpulos para actuar en defensa del delito.
Para nadie es un secreto que la venta de notas es una modalidad antigua que tiene su habitación inicial en la secundaria. Sobre el particular corren y vuelan historias increíbles que revelan el grado de envilecimiento que tiene la educación en esta región. Por lo tanto, el reciente caso, debería servir para investigar a fondo ese delito, para encontrar a los culpables y para desactivar de una vez por todas a esa mafia de la venta de notas que ha hecho su asiento y su ganancia en una institución tutelar de esta parte del Perú.