La tremenda creciente de este año se marcha lentamente. Los ríos regresan a sus caudales como antes. El tiempo del estiaje o merma devuelve las cosas a su origen, a su lugar. No estalló la temida tragedia fluvial pese a tantas víctimas, tantas carpas, tanta madera comprada a precios extraños. Pero por más que las aguas bajen de nivel, por más que alguna autoridad viajera se esmere por traer ayuda del extranjera a destiempo, nada volverá a ser como antes. En esta comarca acuátil, acuática, quedarán cambios hidrográficos tan profundos que la sólida tierra pasará a segundo plano. En la superficie del suelo iquiteño, en algunas de sus calles populosas, encima del duro pavimento, sobre el durable asfalto, el principio inundación no se retirará jamás.
La eternidad de la creciente ha arribado con su sabor a montaña. La cosa comenzó hace tiempo. No hay pista que no tenga su laguna, su cocha, su río incipiente, cada vez que llueve. Pero esa halagación es una bicoca comparando con lo que ocurre en ciertas arterias urbanas. Es muy posible que la calle Putumayo sea la zona más inundable de esta ciudad, este país, este mundo. Cada vez que llueve hace justicia a su nombre fluvial y se convierte en un río. Un rio mar nada dulce y si sucio, barroso, alcantarillista. Pero río al fin y al cabo.
La era de Acuario, donde el agua predomina, ha arribado a esa calle. No es difícil imaginar lo que vendrá. La navegación fluvial dejará Masusa y otros puertos conocidos y las deterioradas naves atracarán en cualquier parte de la Putumayo. Las autoridades tendrán que ir a Lima a pedir aumento de sus partidas para atender a las víctimas. Otros se irán a Estados Unidos, Europa, Asia, a pedir limosnas contra esa creciente avasalladora. En vez de hacer mejores pistas.
Ay si, por favor que alguna autoridad (la que se encuentre en la ciudad) haga algo urgente, esta vía que es una de las principales de Iquitos, toda una vida se inunda con las lluvias y los señores de la municipalidad o de sedaloreto nunca limpian los sifones, todo lo contrario lo rellenan con la arena y desperdicios que van barriendo en las pistas. Tanta incapacidad para solucionar algo tan simple es de no creer. Ni porque hemos tenido y actualmente tenemos gobernadores que salieron de esta zona, han podido ni pueden solucionar este problema, hemos tenido como Alcalde al vecino Juan Carlos Del Aguila que vivía en la cuadra 10 donde continúa viviendo su suegra, a don Max Meléndez quien vivió en la 9 y actualmente a don Iván quien vive en la cuadra 6, pero ni ellos ni nadie hace nada por mejorar esta importante arteria de nuestra ciudad, si no empiezan por casa entonces por dónde?
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