LA IMPORTANCIA DE LEER A FAULKNER

No se puede negar que la buena literatura siempre toma a la condición humana, radiografía de nuestro linaje, como toda fuente de inspiración para demostrarnos que nuestra característica humana siempre está en el abismo de la moral como producto de todo un proceso de cambio social, cultural y hasta a veces político.  Que el hombre no es uno solo, sino que con el trascurrir de las generaciones siempre hubo una estampa característica en la personalidad del hombre  que marca sus fronteras mentales para saber quiénes fueron y quiénes somos. El museo de nuestra naturaleza humana está en la buena literatura, y eso William Faulkner (1897-1962), lo supo escenificar en su casi veinte novelas que escribió.

No tengo ninguna duda de que Faulkner supo armar el bien y el mal en una sola cinta de reproducción generacional como la única condición humana que siempre aqueja el consiente del hombre. El bien y el mal, lo nuevo y lo viejo se enfrentan en un campo de lucha para predominar sobre el mundo y que se arma en lo más profundo del alma del hombre. En Faulkner sabemos quiénes somos o quienes podemos ser, tal como lo decía Jorge LuisBorges, “los personajes de Faulkner son únicamente Faulknerianos”. Y es que en todo ese almacenamiento de personajes totalmente humanos es lo que hace que su literatura sea universal. En La paga del soldado donde lo humano no se hace extraño, lo común son esos actos que representa a un pasado y a un presente. El hombre siempre fue lo que deberá de ser. No hay lógica que en los personajes de Faulkner lo humano se ridiculice con su torpe moral sino que se ahoga en ese mundo tan post moderno que le lleva a tomar actitudes que le exige su condición humana. La lucha del bien y el mal enfrentándose a lo viejo,  a lo nuevo hacen que los personajes de Faulkner vayan de tribulación en tribulación por los conflictos encontrados que no ayudan a definir a ningún concepto que cómo es que debe comportarse el mundo en su propia orbita.

En Sartoris (1929), caracterizó al coronel Sartoris como su propio bisabuelo, William Cuthbert Falkner, soldado, político, constructor ferroviario y escritor (Faulkner repuso la u que habían quitado de su apellido). A Sartoris siguió El ruido y la furia, novela que confirmó su madurez como escritor. En esta novela, la estructura de la narración y la complejidad de sus personajes hacen que Faulkner tome una posición objetiva de la novela post moderna. Empieza en esta novela a caracterizar lo laberíntico que puede llegar a ser la personalidad del hombre viejo al enfrentarse a lo nuevo.  En Santuario, la figura es la corrupción y la fuerza demoledora de la desilusión. Sus personajes representan a toda los rostros de la humanidad en su  pico más alto de decadencia humana. Una violación es el eje por la cual gira los demás sucesos frívolos de una sociedad totalmente indiferente al sufrimiento ajeno.  En Mientras agonizo, sigue vigente la decadencia de un pueblo o de un mundo. Un viaje homérico se contamina de la culpa que atormenta a cada personaje por aquel peso opresivo de un pasado. En ¡Absalón Absalón! es la destrucción y el fracaso la conclusión final  de una historia de violencia, orgullo, incesto y crimen.

Faulkner exige mucho a sus lectores. Para crear una atmósfera determinada, sus frases complejas y enrevesadas se alargan durante más de una página y, jugando con el tiempo de la narración, ensambla relatos, experimenta con múltiples narradores e interrumpe el discurso narrativo con divagantes monólogos interiores. En 1946, el crítico Malcolm Cowley, preocupado porque Faulkner era poco conocido y apreciado, publicó The portable Faulkner, libro que reúne extractos de sus novelas en una secuencia cronológica, dando a la saga de Yoknapatawpha una nueva claridad y poniendo así el genio del escritor al alcance de una nueva generación de lectores

En las letras hispanas se puede descubrirse a Faulkner en la obra del argentino-chileno Manuel Rojas y de los mexicanos Juan Rulfo o Carlos Fuentes y toda la generaciónnovelística hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX.

Faulkner es todo un maestro de la novelística post moderna que influyó mucho en nuestra literatura hispanoamericana, y a generaciones posterior a ellas, y hasta en nuestros días seguirá siendo todo un maestro de del arte de novelar.