LA HORA PRESENTE DEL POETA
Por: Gerald Rodríguez. N
De la poesía amazónica se dijo poco, hasta la aparición del grupo cultural Urcututu, conformado por Percy Vílchez, Ana Varela y Carlos Reyes entre otros. Un alto lugar tiene la poesía amazónica desde poemarios como Mirada de Búho, Lo que no veo en Visiones o Santuario de peregrinos, libros que no solo supieron expresarse, desde su frontera presente, la ubicación actual del hombre amazónico, sino que en ella también se manifiesta el rostro de una realidad que busca un canto nuevo y elevado con los signos amazónicos que forman parte de los temas poéticos.
Animal de lenguaje (Tierra Nueva 2011) de Carlos Reyes, ratifica la buena poesía que se produce desde la Amazonía, poesía de gran altura que desfibra el verbo en un baño simple de lenguaje propio, con elevadas imágenes puras y sin asfixiar al verso que se mueve libre como pez en el agua. Sus recursos son propios al cantar a la hora presente; la ciudad frente al yo poético prevalece como temática central en un mundo que se detiene en los ojos del poeta. Animal de lenguaje es uno de esos libros que se guarda en la biblioteca del corazón por la frescura de sus versos. El poeta se presenta ante la hora actual y poetiza toda la cotidianidad.
Su desarrollo poético accede a los recuerdos que se impide caer en el abismo y que lo rescata en la palabra para dar fe de su paso por el mundo. Su profunda retórica se reanuda en su intimidad con la hora de la ciudad hasta dar con el movimiento que impulsa cada acto vivo que se presenta como una extrañeza en el imaginario que va produciendo un espacio en la que el sujeto contacta la unidad del verso libre con la realidad. Cada verso representa la conciencia poética del libro que a veces son cantos y otras veces protesta. Reduce las figuras complejas y se dirige a confirmar su certeza a lo cotidiano. No se pierde en gastar falsas representaciones de un mundo moderno sino que lo afirma sin ni siquiera aludirle. El poeta representa en la palabra el significado de un sentido verdadero de lo que significa para él la poesía. No es una carga de conjuntos de males sino que el libro manifiesta un alto sentido íntimo con la realidad. Desde su perspectiva, el poeta reimprime la capacidad de elevar el poema hasta su sentido más exacto. Puro y descubierto, su lenguaje natural se ve direccionado ante lo que todavía significa pureza en la naturaleza. El poeta siempre presente ante los cambios y la naturaleza, los poemas se mueven en dos orientaciones resaltantes de un mundo con dos movimientos.
Sin ninguna duda, Animal de Lenguaje pasa un límite literario que no solo es consuelo poético sino que sus fronteras equinocciales de lo abstracto se opaca por la simpleza, aparentemente de su lenguaje, pero que eleva a un alto nivel de originalidad en el uso de sus recursos o adjetivos puros y limpios de hojarasca. El poeta evita no mencionar los elementos que quiere que se represente solo en su poesía, de esta manera lo no mencionado se hace visible ante la hermosura de lo dicho y lo horrible del significado.
Animal de lenguaje se representa solo en un vaivén de la mejor poesía que se viene cultivando en la Amazonía y alcanza dar con una nueva ola de propuesta que da un significado distinto del arte poético. Cada verso no se desperdicia sin hermosura de su lenguaje que como cuchillo corta el sentido de una vida que gira ante nuestros ojos y que simplemente nosotros, ciegos, no alcanzamos a ver.