La guerra nuestra
Desde la cumbre del monumento de la histórica Plaza 28 de Julio, lugar donde puede ocurrir cualquier cosa, desde la permanencia de la una parte de un tren hasta gente que duerme en la glorieta, se puede ver todos los ríos, riachuelos, quebradas, caños, lagos, lagunas y hasta torrentosos desagues que rodean a la bella y vegetariana -no porque se alimente de vegetales sino porque vegeta, ciudad de Iquitos. Desde cualquier árbol elevado cercano a Requena se puede ver también el mismo espectáculo fluvial cercano. Ante tanta abundancia del elemental líquido, lo que menos deberíamos tener es problemas de agua.
Sin embargo, eso es una de las desgracias que más padecemos. Estamos metidos hasta el cuello, la coronilla y los riñones, en la cruenta y brutal guerra del agua. Eso se expresa cuando nos quejamos ante la carencia de agua potable. Es decir, siempre. En estos días se expresa mejor en ciertos pobladores de Requena que han tomado la plaza citada para protestar contra la demora en dotarles de un aceptable servicio de agua. Esa acción se suma a la marcha de ollas vacías, de baldes sin entro y de otros recipientes sin agua que el viernes 2 de marzo de este año realizaron muchos moradores de Iquitos. No arribaron hasta la Plaza 28. Arribaron a las sordas puertas de Sedaloreto.
Al margen de maniobras de unos y otros, de malos manejos de otros y unos, de oportunismos inevitables, de dimes y diretes, de cruces de ataques de flancos o bandos enfrentados, esa guerra requenina es justa. Es, además, nuestra. Porque quien de nosotros no haría un plantón, se metería en una carpa, haría una marcha de grifos secos, de duchas sin ni una gota de agua, para protestar aunque sea contra el sordo cielo por vivir así: en medio de tantas aguas de eterna sed. ¿Cómo sería nuestra vida diaria y nocturna si solo rodearía a Iquitos el desastroso lago Morona?
Sin querer darme de letrado, creo que los «comunicadores sociales» deben tener más cuidado al redactar sus comentários, causan tristeza los resbalones gramaticales del artículo, por ejemplo:
«Lo que menos debemos tener es (son) problemas de agua»
«Eso (esa) es una de las desgrácias que más padecemos»
«Sin ni una gota de agua (sin una gota de agua)».
Pequeña llamada de atención a nuestros periodistas.
Es cierto, agua y buen servicio es lo que necesitamos; pero sin embargo hay que decir que la lucha del alcalde, es por que tiene que sostener esa buena pro que le ha otorgado la Municipalidad Distrital de Requena a un consorcio y/o empresa, imaginemos que anulen la licitacion y se vuelva a realizar otra convocatoria, estariamos hablando del BOOOOOOOMITO NEGROOOOOOOOOO, «pobrecitos».
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