El desfile de candidatos y candidatas a la función pública en nuestra ciudad es sorprendente y nos deja patidifuso. Es un trasiego de nunca terminar. El patio de aguas anda muy movido. Bueno, entre los y las que lanzan sus candidaturas hay un poco de todo: jóvenes rostros y otros ya muy conocidos. Amén de las zancadillas, guerra soterrada, dimes y diretes, mordiscos y gruñidos. Los radioperiódicos se frotarán las manos. Es decir, se vive el ambiente electoral con sus aliños tropicales, claro está. De lo que leo de los políticas y políticas que postulan no hay propuestas genuinas para el gobierno de la ciudad y la región. O al menos, quiero pensar en beneficio de ellos, que andan muy enmarañadas por el cotarro de estos primeros días de campaña. Pero antes que se animen a soltar la imaginación en sus propuestas acaso no sería necesario que desde la sociedad civil un grupo de personas lanzaran un manifiesto de puntos mínimos para la gobernanza de la ciudad y de la región. Desde lejos se percibe que la ciudad y la región viven un caos a perpetuidad, ojalá, ruego, me equivoque en esta afirmación. Curiosamente la RAE define a gobernanza como: Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía. Podrían ser cinco puntos clave (de su competencia) que los candidatos/tas se obligarían a cumplirlo una vez que estén sentados en el sillón del mando. Como por ejemplo de estos puntos pudieran ser en la mejorar de la calidad de la educación y salud, inclusión social de integrantes de pueblos indígenas, medioambiente y tecnología, no son puntos cerrados sino a modo de ejemplo. Se pudiera hacer como un libro abierto de sugerencias durante unos diez días usando Internet y podría salir algo interesante. Y de paso la ciudadanía no sería pasiva. Hay que ganarles en iniciativa porqué en democracia todos y todas decidimos.
