La fortuna de Holanda

La fortuna de Holanda

En Holanda las cosas se pusieron color de rosa y algo del progreso arribará a sus costas. El Estado peruano pondrá de la suya, sacará los soles de sus arcas avaras, gastará de su peculio bien guardado, para construir el tan esperado alcantarillado. En tantos otros lugares del vasto Loreto ese Estado no hará nada. Ni siquiera intentará poner una primera piedra de un edificio que quedará al final en nada. Como tantas otras veces. Tampoco ordenará la ejecución anacrónica del astillero de la confluencia del Ucayali con el Marañón. O del tren que  nunca parte y nunca llega desde puerto Eten hasta cualquier río selvático. No por su culpa, en esta ocasión.

El nombre de Holanda no se refiere al país europeo que en la colonia enviaba gente de mal vivir a la Amazonía. Es un centro poblado ubicado cerca de Contamana y el proyecto aludido fue presentado junto con 31 otros proyectos tanto del Gobierno Regional de Loreto como de algunos municipios de la región. Los temibles funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas solo aprobaron el proyecto holandés. El resto fue a parar al tacho, como se dice. Porque estaban mal hechos, mal concebidos y peor ejecutados. Es decir, no servían ni para envolver pescado como ciertos periódicos de esta ciudad.

En la afortunada Holanda las obras del alcantarillado comenzarán  en breve. En tantos otros lugares no ocurrirá  nada. Todo por culpa de esa caterva de  tecnócratas de medio pelo, esos funcionarios de tres por cuatro, esos asesores parasitarios que cobran jugosos sueldos por no hacer nada bueno, ni siquiera proyectos aceptables que tienen un modelo, un diseño. No son cosas del otro jueves. Pero 31 proyectos, que costaron dinero, más el plus, más los aguinaldos, más esto, más lo otro, fueron descartados. ¿Cómo pudieron elegir semejantes reses los titulares de tantos pliegos gubernamentales? ¿Cómo pueden seguir en sus puestos, con sus gollerías a diario, quienes no sirven ni para tacos de escopeta?