La familia al poder

La familia al poder

En la composición del nuevo gabinete de regidores ediles de Maynas hay de todo. Hay más de lo normal. Hay, por ejemplo, gente que no hizo nada interesante cuando desempeñó un cargo público.  ¿Cómo entonces fue nombrado para integrar una lista? Hay desconocidos y sin ningún mérito  que nadie sabe cómo pasaron a engrosar las filas  de los partidos. ¿Pagando una cantidad equis, hipotecando la conducta política?  Pero lo más interesante de esa lista oficial y emitida por el flamante Jurado Nacional de Elecciones es el notorio poder de la familia, el peso del parentesco, la fuerza de la sangre en la política local.

El gallo y la gallina engendran flamantes pollos de acuerdo a la más elemental zoología.  Un pollo entonces vendría a ser el hijo de Jorge Mera, el señor George Anthony Mera Panduro, que se convirtió en regidor representando al partido de su propio padre. De raza le vendría al galgo pero que sepamos el regidor no trina ni suena en la política nuestra.  Es cero a la izquierda, pero padre e hijo jamás serán vencidos en el mangoneo de las gangas del poder. ¿No se ha reglamentado todavía la vida de los partidos para evitar esa sucesión descarada,  ese nepotismo dañino?

El hombre que en las pasadas elecciones regaló pollitos que se murieron al día siguiente, Jorge Monasí, respeta y quiere mucho a su familia. Tanto amor por los suyos hizo que uno de sus cuñados,  Adán Noé Cheglio, milite en su partido. La familia en pleno alcanzó últimamente algo del poder con la regiduría en Maynas. Poder y familia no desentonan entonces, según ciertos caciques locales. Así las cosas, ciertas familias saben cómo llegar a la cumbre, así pierdan las elecciones.  La familia Mera y la familia Monasí, no sus partidos,   se pasaron de listas, de vivas, y no se pueden quejar. Sin disparar un tiro, sin gastar un centavo, se metieron en la gestión edil de Maynas. ¿No se podría acabar con ese ejercicio de la vanidad familiar, o del interés del clan,  en la vida política?