LA FALACIA DE LA CARNE DE CABALLO
El señor Dirk Niebel nada tiene que ver con el gusto del paladar como profesión, ni el ímpetu de la gastronomía como destino, pero gusta de recomendar nuevos platos y otros potajes. Para los demás. No para él y los suyos. Es flamante y cumplido Ministro de Desarrollo de Alemania y recientemente ha metido la trompa al recomendar el consumo de carne de caballo para las gentes del tercer o cuarto mundo. Carne fresca o curada del equino no para ganar las apuestas de la hípica, ni para relinchar y ganar votos en cualquier elección, sino para que salgan de la pobreza. Así de simple la cosa. Semejante alcance es de antología. Es una prueba de que las clases dirigentes y mandantes no saben qué hacer ante ese flagelo.
En cualquier parte de la historia humana la pobreza ha sido la bestia fiera de los políticos o gobernantes o intelectuales. Hemos escrito lo que pensaba Séneca de los romanos pobres. Luego siempre hubo salidas o soluciones para ese denigrante estado de la condición humana. Pero el liberalismo surgió empobreciendo a los más. Hasta ahora sigue arrojando más pobres a la vera del camino. Europa en estos tiempos es eso y otras cosas, pero fundamentalmente una fábrica de pobres modernos y computarizados. En nuestro continente, donde parece que se inventó la pobreza, no faltan tenaces luchadores contra ese flagelo. No hay candidato que no hable contra ese mal. Gobiernos y colectivos se empeñan en reducir la pobreza. A veces las cifras indican buenos resultados pero la pobreza siempre aumenta.
Entonces, en ese contexto de dudosa eficacia, aparece la carne de caballo del ministro alemán. Para evitar cansantes debates podríamos recomendar al alto funcionario que haga la prueba de dejar todo, de convertirse en mendigo y luego, para ver si sale comiendo de su lamentable estado, puede dedicarse a devorar de todo. Devorar en cualquier parte y a cualquier hora animales andantes, volantes, rodantes, rampantes, navegantes y hasta los pollitos piantes que son símbolos huachafos de un candidato local.