El directorio en pleno de la empresa acuática, para acabar con la permanente crisis del agua en la ciudad de Iquitos, decidió realizar varias sesiones o asambleas para encontrar la solución definitiva a los males crónicos e históricos del servicio de agua potable. Luego de sendas reuniones, donde se escucharon varias ponencias, algunas sugerencias, muchas ideas para salir del abismo fluvial, se llegó a la conclusión de que lo mejor para siempre era la conexión directa ente los tantos hogares y los variados ríos de la fronda.
Entonces, se adquirió tuberías, cañerías y demás objetos de conexión para poner en los distintos hogares para que desde allí partan hacia el Amazonas, el Itaya, el Nanay, el Marañón, el Ucayali y el Huallaga. La red pronto quedó instalada para el uso directo del agua por parte de los pobladores que habían vivido en una permanente sequía como si en los selva no existieran ríos. Las variadas aguas se purifican con unos dispositivos especiales que funcionan automáticamente. De esa manera la gente tiene agua las 24 horas del día y de la noche. El exceso de agua en la ciudad es evidente y el que menos ya ha olvidado los días del corte permanente, de la racionalización del servicio y de otras majaderías. La abundancia de agua también permite que muchos países que no tienen la suerte de tener tantos ríos en casa nos compren el agua por toneladas.
Los ingresos de esa exportación de agua sirven para mejorar el servicio local. Se espera que la buena estrella y la buena suerte acompañe a los iquitenses y que nunca nadie vuelva a llenar sus envases para disimular el pésimo servicio. Lo más importante de esa renovación es que no existen medidores, pues no se puede medir el ímpetu de los ríos y el usuario paga lo que le dicta su relajada voluntad o su regalada gana.