Cuando se trata de derechos de las personas Europa, la vieja Europa (de líderes grises como Merkel, Rajoy, Hollande, Cameron, Renzi, Tsipras entre otros) mira hacia otro lado. Quizás sea una señal de su decrepitud. Le brotan de repente miopía y solipsismo. Todo ese rollo (relato) sobre la creación, de honda raíz en la Ilustración europea, de los derechos humanos, indivisible y universal, les da un zurriagazo en su propia y ceñuda cara ¿Así se puede enseñar y exigir la vigencia de los derechos humanos en Europa? Ponen rostros de circunstancias y echan mano de la calculadora. La respuesta ante una crisis de derechos humanos es la de levantar muros de la fortaleza europea y endurecer el discurso xenófobo de parte de las autoridades nacionales. La respuesta más penosa y lamentable fue la del Primer Ministro inglés, inclasificable lanzando ponzoñosos dardos contra la inmigración ¿Así respondimos los americanos cuando los europeos huían hacia América corriendo de la guerra y el hambre? Los derechos humanos es un relato que se ha ido cociendo por siglos bajo los peroles de la libertad en defensa de las personas frente al poder arbitrario. Todo eso se ha venido abajo en la crisis de las personas que emigran de África y otros continentes hacia Europa y mueren en las pateras del Mar Mediterráneo. O de los desplazados por las guerras de Siria, Palestina, Eritrea entre otros países, estos corren para salvar sus vidas y de sus familias [la imagen de un niño clamando a sus padres en la frontera entre Grecia y Macedonia rompe a cualquier corazón (shungo, cuore) duro]. Y la respuesta de Europa ha sido lamentable. De ponerles en el limbo. ¿Puede un Estado poner en el limbo jurídico a una persona humana? Es posible. Por eso los medios de comunicación en Europa cuando abordan este tema tratan de deshumanizar a estas personas señalándoles como inmigrantes sin papeles y muestran la invasión con imágenes de personas que entran furtivamente en trenes de Francia para ir a Inglaterra. Es de escándalo. Los medios de comunicación (alguien decía de manipulación) todos los días cumplen con su papel el de poner callo a nuestras emociones.
